Los microbiomas que habitan en nuestro organismo son vitales para el funcionamiento del sistema inmunitario y digestivo, entre otros pero sin embargo no se sabe mucho sobre como se conforma más allá de como explican desde elmundo.es, «de la transmisión de madre a hijo en el momento del nacimiento (la llamada transmisión vertical) y de los factores que influyen en su composición (como dieta, estilo de vida y genética).»Hoy nos detenemos en un estudio que habla de la importancia de las relaciones personales en las bacterias.
Y es que las personas con las que interaccionamos tienen que ver mucho con nuestra microbiota, al menos esto es lo que se deduce de una reciente investigación, «la microbiota se transmite de forma muy importante entre las personas que están en contacto estrecho, como quienes viven en un mismo hogar. De este modo, nuestras interacciones sociales modulan la composición de nuestro microbioma».
Nicola Segata, ha dirigido un grupo de investigación del Departamento de Biología Celular, Computacional y Biología Integrativa-Cibio, de la Universidad de Trento (Italia), que ha coordinado un estudio internacional para intentar ampliar el conocimiento en este campo. Además dieciocho instituciones entre las que están el grupo de María del Carmen Collado, del Instituto Nacional de Tecnología de los Alimentos y Agroquímica (IATA-CSIC), en Paterna (Valencia), «han llevado a cabo el estudio a mayor escala realizado sobre la transmisión del microbioma, donde se evaluó la transmisión de más de 800 especies microbianas en los microbiomas intestinal y oral»
Para ello, analizaron más de 9.000 muestras de heces y saliva de participantes de 20 países en todos los continentes del mundo.
En declaraciones a elmundo.es la primera autora del trabajo, Mireia Vallès Colomer, investigadora postdoctoral del Laboratorio de Segata explica que, «la influencia de las personas que nos rodean en la composición de nuestro microbioma no se ha tenido en cuenta hasta ahora, y es algo que ciertamente podría condicionarlo».
Añade que «sabemos muy poco sobre cómo estos microbios tan importantes para nuestra salud se transmiten entre personas» y matiza, «un microbioma más diverso tiende a ser más sano, y la interacción con otras personas sanas sería una fuente potencial de bacterias para nuestro microbioma».
El estudio además confirmó que la primera transmisión del microbioma intestinal se produce en el nacimiento y es muy duradera, tanto que aún pueden detectarse en ancianos. Sin embargo, los lactantes carecen de muchas de las especies bacterianas habituales en los adultos, por lo que la hipótesis de la que partían estos investigadores es que las adquirimos más tarde. Es decir, los adultos adquirimos los microbios a través de las interacciones sociales, entre parejas, compartiendo casa o con los amigos, tal y como demostró el análisis.
Y es que tal y como explica la científica, «entender bien cómo se transmiten los microbios que viven en y sobre nuestro cuerpo entre individuos debería ayudarnos a diseñar tratamientos más eficientes dirigidos a mejorar la composición de nuestro microbioma… Además, a través del microbioma, enfermedades consideradas no comunicables (como cáncer, diabetes, obesidad…) podrían tener un componente transmisible sobre el cual actuar, lo que nos abre nuevas posibilidades terapéuticas».
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