Por eso, la OMS la ha calificado como una «variante de emergencia» debido a la cantidad de mutaciones que tiene, ya que se han detectado hasta 30 cambios de aminoácidos en la proteína, es decir, en el material proteico que se adhiere al cuerpo humano. Por el momento, esta variante todavía no ha aterrizado en España, pero se han encontrado hasta seis casos en cuatro países diferentes: Reino Unido, Estados Unidos, Israel y Dinamarca, motivo por el cual las instituciones sanitarias han decido extremar las medidas de vigilancia.
Previamente a este paradigma, la OMS ya alertaba de otra variante de Ómicron, conocida como Eris, que estaba siendo la responsable de hasta el 17% de los contagios de este mes de agosto especialmente en Estados Unidos. Desde los Centros de Control de Enfermedades alertaban de la importancia de «estrechar y reforzar la vigilancia» para evitar una propagación masiva. Es por eso que la OMS no bajaba la guardia y trabajaba para que las diferentes instituciones sanitarias tengan una comunicación más fluida. Algo que se ha intensificado con la aparición también de Pirola.
Los expertos sanitarios reconocen que resulta complejo detallar los síntomas más comunes de esta variante teniendo en cuenta que solo se conocen seis casos de Pirola en todo el mundo, pero a rasgos generales, las instituciones aseguran que esta variante presenta el siguiente cuadro clínico:
Además, de los síntomas que comparte con otras variantes del virus como la fiebre, la congestión nasal, los dolores musculares y la fatiga.
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