Cuando nos ponemos manos a la obra, aunque tengamos unas pautas y unas tareas a realizar claras, siempre hay algo que se nos escapa, porque entre el sinfín de cosas que hay por atender, es imposible que podamos estar atentos a absolutamente todo.
De hecho, hay varias cosas que no limpiamos tan a menudo, o que en muchos casos no se limpian nunca. Pero no te preocupes, que, si te sientes identificado en alguno de los siguientes supuestos, te tranquilizará saber que no eres el único al que le pasa. Esto es más habitual de lo que crees.
Todas ellas son cosas del día a día, pero como no forman parte del objetivo de limpieza, las pasamos por alto. Te vamos a numerar algunas de las cosas que se suelen olvidar y seguro que a partir de ahora comenzarás a tener, al menos, algunas de ellas más en cuenta.
El felpudo es el primero de todos. Limpiarlo es necesario y no es suficiente con barrerlo o aspirarlo, también se debe lavar con agua y jabón. Además, es recomendable hacerlo con agua a presión para eliminar todo lo que se queda incrustado.
No se nos olvida cambiar el depósito de la aspiradora, pero quitar el polvo y los restos de la manguera de la aspiradora también es importante. Para ello puedes usar un cepillo con el mango largo, así lograrás quitar la suciedad que se acumula en ese lugar.
A veces cuando desinfectamos el inodoro nos dejamos la parte trasera, donde puede caer mucho polvo y acumular gran cantidad de gérmenes. No te olvides de pasarle una bayeta con legía o detergente a menudo para acabar con esa suciedad que, aunque no se ve, es muy importante eliminar.
El mando de la tele es un objeto muy manoseado, así como interruptores o manivelas. Para desinfectarlo puedes utilizar algodón o un paño con alcohol de limpieza. De hecho, mucha gente, para cuidarlo más aún le suele poner un plástico protector, para que no se ensucie, pero también para que se mantenga en buen estado.
Aunque las plantas y las macetas se usen como elemento decorativo, también retienen gran cantidad de polvo, sobre todo en las hojas. Lo mejor que puedes hacer es pasar un paño con cuidado, ya sea seco o húmedo (solamente con agua) para volver a darles un aspecto luminoso.
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