En dicha investigación, sus impulsores denotaron que edulcorantes como este se asocian con un riesgo incidente de eventos cardiovasculares adversos mayores (incluye muerte o infarto de miocardio no fatal o accidente cerebrovascular).
Hallaron, además, que los altos niveles de este sustitutivo del azúcar aumentan la reactividad plaquetaria y la formación de trombosis. Aunque, como recogen en el estudio realizado por la Clínica Cleveland, de Ohio, aún es necesario indagar más sobre los efectos de este producto a largo plazo.
Como parte del experimento utilizaron una muestra de 4.000 personas procedentes de Estados Unidos y Europa. «Nuestro estudio demuestra que, cuando los participantes consumían una bebida edulcorada artificialmente con una cantidad de eritritol que se encuentra en muchos alimentos procesados, se observaban niveles notablemente elevados en la sangre que aumentaban los riesgos de coagulación», explica Stanley Hazen, uno de los autores principales del estudio.
Ahora bien, desde la comunidad científica piden calma y recalcan la necesidad de profundizar más en este estudio a largo plazo y el catedrático de Nutrición de la Universidad de Reading (Reino Unido) recuerda que correlación no implica causalidad y señala que en el experimento puede haber otros factores externos que hayan influido en los resultados y conclusiones, como su dieta o hábitos en su vida diaria.
Antes de saber si realmente el consumo de este edulcorante puede llegar a provocar esos efectos negativos en nuestro cuerpo, hay que saber qué es realmente el eritritol. Se trata de un polialcohol empleado como sustituto de los sabores azucarados. Es decir, son hidratos de carbono pero que no se encuentran de forma natural en los alimentos, sino que suelen producirse mediante la fermentación de algunos hidratos de carbono y cereales, empleando ciertas levaduras.
Una de las características más llamativas del eritritol es su propiedad endulzante y que apenas posee calorías. Eso sí, como ocurre con otros polialcoholes, el organismo no lo absorbe del todo bien al ingerirlo, por lo que puede producir flatulencias u otro tipo de molestias intestinales. Además, al igual que el azúcar, se presenta en diferentes formatos y soporta la cocción y el horneado a altas temperaturas.
El problema se origina después de su consumo, ya que el cuerpo presenta dificultades para digerirlo bien y esto hace que pase directamente al torrente sanguíneo, aunque este finalmente se acaba expulsando a través de la orina.
A pesar de ello, el eritritol es uno de los polialcholes mejor tolerados por el organismo y que menos efectos secundarios presenta. La explicación de esto es porque su contenido es absorbido casi en su totalidad, antes de llegar al intestino grueso, que es donde florecen más las bacterias intestinales.