El protagonista indiscutible de la gala fue Todo a la vez en todas partes, la película dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert que se hizo con siete estatuillas doradas; incluidos los de las categorías de Mejor Película y Mejor Dirección.
Pero hubo otras figuras significativas a lo largo de toda la gala celebrada en la madrugada de este domingo. Brendan Fraser se hizo con el Oscar a Mejor Actor por su papel en The Whale y Michelle Yeoh se llevó el suyo por Todo a la vez en todas partes.
Otras de las nominadas que también dieron de qué hablar fueron Lady Gaga y Rihanna, que competían por el premio de la Academia a Mejor Canción por Hold MyHand (del filme Top Gun: Maverick) y Lift Me Up (Wakanda Forever), respectivamente. Y aunque ninguna de las dos logró llevarse el Oscar a casa, arrasaron sobre el escenario con sus actuaciones.
Fuera del escenario y de las nominaciones, la alfombra roja de los Premios Oscar 2023 — que en esta ocasión, y por primera vez, la tiñeron de color champán — fue otro de los momentos que acapararon toda la atención.
La actriz española Ana de Armas fue una de las actrices que más miradas recibió en cuanto pisó la alfombra de los Oscar. La intérprete, que postulaba al premio a Mejor Actriz Protagonista por su trabajo en Blondie, donde borda a Marilyn Monroe, acudió a la ceremonia con un imponente vestido color blanco roto cubierto de pedrería.
El traje, con escote sutil y encorsetado en la parque de arriba, diseñado por Louis Vuitton, acababa en una discreta cola bordad con pequeños volantes que simulaban escamas.
El ‘look’ de la actriz remataba con un peinado sencillo para el que Ana de Armas optó por una melena larga XL y un maquillaje muy propio de la intérprete, brillo con discretas paletas de colores en tonos rosados. Solo hay una palabra para describir semejante elección: ¡Impresionante!
Pero no solo fue su paso por la alfombra roja de los Oscar lo que hizo que Ana de Armas dejara a todos con la boca abierta. La española también provocó el mismo efecto cuando hizo su aparición por la tradicional fiesta postpremios que organiza Vanity Fair y a la que la actriz acudió con un vestido estilizado, de caída larga y también con pedrería y ligeras transparencias que recordaba a las vidrieras de estilo gótico.
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