Reconoció que cuando vio la noticia, se sintió identificado con Daniel Sancho, «porque a él también se le pasó por la cabeza acabar con su vida», explican desde Lecturas.
» Él desde el primer día mostró interés sentimental en mí y ha hecho todo lo posible por buscar pretexto para estar conmigo», comenzaba su relato, después explicó que intento invitarle a tomar algo pero que no entendía un no y que ante sus negativas el médico insistió, «me ha hecho invitaciones y detalles los cuales he tenido que rechazar para no darle motivo de que yo tengo interés», explicaba.
Reconoció que el cirujano incluso llegó a propinarle una paliza en alguna ocasión y mostró una cicatriz en la mano, fruto de aquellos enfrentamientos. Además añadió que le chantajeaba con que pudiera pasarle algo a su familia si no accedía a verle.
«Desde el primer día mostró interés sentimental en mi y ha hecho todo lo posible por estar conmigo», explicaba. Tal fue el acoso, que a los seis meses de conocerle (los hechos ocurrieron en 2005), el joven decidió denunciar a Arrieta, en la Fiscalía de Bogotá, aportando incluso un parte de lesiones y que hasta se vio obligado a renunciar a su trabajo porque le amenazó con «formar un escándalo en la oficina». Reconoció que tuvo que cambiar de domicilio y de número de teléfono. Además explicó que le chantajeaba y le decía que tenía personas siguiéndole y que iba a por su familia.
Un relato, que tal y como explican desde el mismo medio, «se parece sospechosamente a las primeras explicaciones que Daniel Sancho dio a la Policía para tratar de justificar el atroz crimen que confesó haber cometido. Daniel también dijo que era un rehén de Edwin Arrieta».
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