La octava edición de ‘Masterchef Celebrity’ lleva ya más de un mes en nuestras parrillas. Y ha sido uno de sus aspirantes, Jesulín de Ubrique, quien ha desvelado uno de los grandes secretos del reality.
Y es que muchos de los seleccionados para participar en el popular concurso culinario no son precisamente muy hábiles en los fogones. Más bien, todo lo contrario. Es por ello que, detrás de las cámaras, suceden muchas más cosas de las que ven los telespectadores.
“No me veía haciendo MasterChef porque soy una persona que no tenía mucho interés en la cocina. Pero me lo dijo Toñi Moreno Me acordé que había hecho hasta la película de Torrente, ¿cómo no iba a hacer MasterChef? Y dije: venga, vamos a probar. Una vez que hice el casting, me mandaron para mi casa y al mes y pico me llamaron”, confiesa para Bluper.
“Siempre he pensado que todos se han preparado, el que más y el que menos. La cocina es difícil y tienes que prepararte algo, porque si no es imposible. Yo particularmente estuve trabajando en un restaurante tres días a la semana, cinco horas. Tenía nómina de ayudante de cocina. Pero claro, es verdad que cuando llegas a ‘MasterChef Celebrity’ las elaboraciones son diferentes, es otra historia”
“Conforme el programa avanza la cocina se va complicando. Ahí no te dan nada, e incluso al revés: hay muchas dificultades. Además, cocinar con un tiempo limitado… Y hay una cosa que particularmente me ponía nervioso, era estar cocinando y que se acercaran los jueces con el invitado a preguntarte. Y yo ya perdía la concentración”
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