La razón es la agranulocitosis o neutropenia, uno de los efectos secundarios que puede producir el medicamento y cuya incidencia sin embargo, no se distribuye de forma homogénea en la población. Algo que hizo que incluso la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), revisara sus recomendaciones para el uso del metamizol en 2018.
La agranulocitosis es una enfermedad «que reduce los glóbulos blancos y aumenta el riesgo de infecciones mortales», explican desde La Razón. Desde el mismo medio aluden a la formación de la Asociación de Afectados por Fármacos (ADAF), «que se ha propuesto denunciar los daños provocados por el medicamento y exigir medidas para proteger a la población de sus efectos secundarios». Los síntomas de la agranulocitosis «pueden incluir fiebre, escalofríos, debilidad, dolor de garganta, llagas en la boca o en la garganta, sangrado de encías, dolor de hueso, presión arterial baja, latidos cardíacos rápidos y dificultad para respirar», añaden desde 20 Minutos.
Desde la ADAF explican a su vez que, «el Nolotil ha demostrado tener efectos secundarios devastadores, como amputaciones, fallecimientos, reacciones alérgicas graves, choque anafiláctico, agranulocitosis, daño renal o hepático, sepsis, fallo multiorgánico…». Y se ha presentado una demanda de derechos fundamentales, alegando que «el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios se han negado a investigar numerosos casos de daños relacionados con el Nolotil», según explican desde La Razón.
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