Lo que subyace detrás de esta creencia es que el agua que utilizamos para ducharnos podría conducir la electricidad en el caso de que cayera un rayo sobre nuestra casa. Es decir, «que el agua y los conductores eléctricos en el baño, como las tuberías metálicas o los grifos, puedan hacer que el rayo viaje a través del sistema de plomería y alcancen a la persona que se está aseando», explican desde la web de Telecinco.
Aunque esto tiene cierta lógica, no debemos alarmarnos en exceso sino considerar algunos detalles importantes, explican. Lo primero es tener en cuenta que se trata de casos ‘extremadamente raros’ y es que los rayos tratan de buscar el camino de menor resistencia hacia el suelo y por eso, generalmente golpean objetos más altos y que conduzcan la electricidad de manera más eficiente y esa opción no suele ser ‘recorrer tus cañerías’.
Además debemos tener en cuenta que nuestra casa tiene protecciones, la mayoría de las casas modernas tienen «sistemas eléctricos y de plomería que cumplen con regulaciones de seguridad«. Suelen contar con pararrayos y sistemas de toma de tierra que nos protegen de los rayos en caso de que haya tormenta eléctrica.
Algo que si es recomendable, explican es «evitar el uso de teléfonos con cable y electrodomésticos con conexión eléctrica durante una tormenta eléctrica», ya que al estar conectados a la red eléctrica pueden actuar como conductores eléctricos.
En caso de que la tormenta nos pille fuera de casa, desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU aconsejan evitar aquello que aumente el riesgo de ser alcanzado por un rayo, como estar debajo de árboles altos, además añaden, «Si no hay refugios seguros a la vista, agáchate en una posición similar a la de una pelota: junta los pies, ponte en cuclillas, mete la cabeza entre las rodillas y cúbrete los oídos. Pero recuerda que este es el último recurso. Busca primero un refugio seguro», explican desde cnnespanol.cnn.com.