Seguro que si tienes hijos adolescentes te suenan conceptos como «cambios de humor y malas contestaciones», algo muy frecuente en esa etapa del desarrollo. Debemos saber que es algo que tiene una explicación biológica ya que es un momento en el que el cerebro está en un momento de absoluto cambio.
Así que antes de saltar, párate unos minutos, respira y piensa que si contestan mal no es por placer, sino porque están viviendo un momento de cambios físicos, emocionales, sociales y psicológicos tremendos y que para sobrellevarlos es esencial la comprensión.
Esta especie de caos interno se refleja tal y como explican desde mejorconsalud.com, «en cambios repentinos, desorden en su habitación, altibajos emocionales, etc. Además, pasan más horas durmiendo» Desde la web explican que el conflicto entre padres e hijos suele suceder cuando estos últimos comienzan a pensar ya como adultos pero no tienen experiencia propia.
El biólogo, neuroeducador y autor, entre otros libros, de El cerebro adolescente, David Bueno, explica en El País que “los cambios de humor tienen su origen en una zona del cerebro que se denomina amígdala y que genera las emociones. Durante la adolescencia esta zona se vuelve hiperreactiva, lo que significa que sus emociones responden a más velocidad y con mayor intensidad”.
Por otra parte la educadora social e ‘instagramer’ Sara Desirée Ruiz, autora del libro El día que mi hija me llamó zorra (Editorial Almuzara, 2022), explica en una entrevista para el mismo medio que tenemos que esperar que en esa época de la vida nuestros hijos nos desafíen en algún momento. «
Tenemos que esperar que nos desafíen en algún momento. Que detecten, analicen y verbalicen nuestras incoherencias. Que reaccionen de forma impulsiva. Que nos repliquen y nos pidan explicaciones. Que verbalicen, que no se sienten comprendidas o que no confiamos en ellas», explica refiriéndose a «las personas adolescentes», como les gusta llamarlas.
Sobre el título de su libro cuenta que «no necesariamente nos llamarán ‘zorra’, pero puede que nos miren con rabia, con indiferencia, puede que nos manden a la mierda, que nos digan que nos odian, que nos llamen pesadas, amargadas…»
La autora resalta además la importancia del papel de los adultos en el acompañamiento a los chavales en este momento de la vida, «si entendemos lo que les pasa en esta etapa y sabemos cómo acompañarlas para que vayan desarrollando todo lo que necesitan desarrollar, la convivencia será más agradable y las ayudaremos a protegerse, lo que les va a permitir relacionarse mejor y ser autónomas en su vida adulta», dice Ruíz.
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