Desde eldiario.es aluden a un estudio de la Universidad de Sao Paulo, que explica que el 20,3% de los alimentos que se consumen en España son ultraprocesados. «Es el segundo país mediterráneo con mayor consumo después de Malta (con un 27,6%). La cifra es preocupante, pero aún está lejos de la de Estados Unidos, donde el 70% del consumo corresponde a estos alimentos», explican. Así afectan los alimentos procesados a nuestra salud mental.
El consumo de este tipo de alimentos aumenta el riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, colon irritable y cáncer, a lo que hay que sumar ahora los problemas asociados a la salud mental. Y es que parece que el consumo de bollería, galletas, aperitivos y alimentos ultraprocesados se asocia con un mayor riesgo de tener ansiedad y depresión y lo que es más grave, sobre todo en menores.
Y es que este tipo de alimentos contienen un exceso de grasas y aditivos que pueden afectar negativamente al sistema nervioso, además de no aportarnos nada nutricionalmente. Así que si te sientes triste o con ansiedad puede que comas demasiados procesados.
Desde el mismo medio explican que «el consumo de comida basura…y los casos de depresión y ansiedad han sido vinculados en diversos estudios. Se trata de una relación en dos sentidos: los trastornos mentales llevan a la alimentación emocional y al consumo de alimentos ultra procesados y según se está observando, el consumo de alimentos ultraprocesados, como los cereales y los bollos, puede también estar detrás de problemas de ansiedad y depresión», explican.
Y se refieren a dos investigaciones recientes que encuentran un vínculo entre el consumo de alimentos altamente procesados y el bajo estado de ánimo. Uno de ellos, realizado en 2022 con más de diez mil adultos en EE.UU detectó que a mayor consumo de ultra procesados (más del 60% de las caloría diarias) más probabilidades había de sufrir depresión leve o sentimientos de ansiedad.
El otro fue realizado por la Universitat Autònoma de Barcelona y el Girona Biomedical Research Institute y en él analizaron la relación en adolescentes entre comer este tipo de alimentos y las dificultades psicosociales, como bajo estado de ánimo, sensación de ansiedad o problemas de atención. Encontraron una asociación directa entre el consumo elevado de alimentos y bebidas ultraprocesados, el malestar emocional y los problemas de conducta en los jóvenes.
Y es que además del alto contenido en azúcares añadidos, grasas saturadas y sal, los alimentos ultraprocesados son bajos en proteínas, fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos, que son fundamentales para la función cerebral y el estado de ánimo. Además este déficit hace que la microbiota intestinal se altere y esta es la que precisamente evita el paso de sustancias dañinas a la sangre que aumentan la «inflamación de bajo grado», que mantenida en el tiempo tiene muy malas consecuencias para la salud, apuntan desde Saber Vivir.
«A su vez, la salud del microbioma intestinal está relacionada con la salud mental. Las dietas pobres en fibra, como la comida rápida y los productos ultraprocesados, pueden alterar la composición del microbioma, lo que podría afectar la producción y regulación de neurotransmisores y otros factores relacionados con el estado de ánimo», matizan desde El Diario.
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