Entre toda la oferta de desodorantes y antitranspirantes de los supermercados a veces es complicado elegir bien y, sobre todo, saber qué es mejor utilizar.
Lo primero veamos de la diferencia entre uno y otro, algo que explican desde la web de Nivea : «Mientras un desodorante solo neutraliza el mal olor, un antitranspirante controla y reduce la producción y liberación del sudor…«.
¿Qué provoca que olamos mal?
La sudoración y el olor corporal son normales al ejercicio o cuando las temperaturas son altas. También puedes provocar sudoración el nerviosismo, la ansiedad o el estrés. Los cambios inusuales en la sudoración, ya sea demasiada traspiración (hiperhidrosis) o muy poca traspiración (anhidrosis), preocupan a muchas personas.
Los desodorantes se aplican, básicamente, para eliminar el mal olor, que disimulan con aromas agradables. Sin embargo, algunos también impiden que las bacterias cutáneas que producen el mal olor crezcan. Es decir, los desodorantes no impiden que sudemos, solo impiden el mal olor.
Por otra parte, los antitranspirantes sí reducen la formación del sudor, regulando la humedad en las axilas. Están hechos para ayudar a reducir la transpiración, pero también inhiben el crecimiento de las bacterias y con ello eliminan el mal olor.
La mayoría funcionan bloqueando las glándulas del sudor bajo la superficie de la piel para que pueda pasar menos sudor a través de la misma. Para ello cuentan con sales de aluminio un ingrediente que sirve para reducir temporalmente la secreción de las glándulas sudoríparas y el tamaño de estas. Desde Nivea explican que «son 100% seguros para la salud«.
Además comparten en su web las conclusiones sobre los antitranspirantes con sales de aluminio, explicando que «igual que cualquier otro ingrediente utilizado en cosmética, el uso de sales de aluminio se halla estrictamente regulado y sometido a exhaustivos controles de seguridad y científicos…«
MÁS SOBRE: