Lo normal es guardarlo en la nevera pero debemos tener en cuenta las recomendaciones de la OCU en este sentido, que establece un plazo de uno a dos días para filetes crudos de pollo o de pavo como tiempo máximo que deberían estar en el refrigerador y si no se va a consumir en 24 o 36 horas recomiendan congelar la carne de pollo.
Respecto a la manera de almacenarlo lo más recomendable es hacerlo en recipientes estancos para evitar que sus jugos se filtren y contaminen otros alimentos, explican desde 20minutos.es.
Y si tenemos dudas sobre si el pollo que vamos a consumir está en mal estado, lo primero en lo que tenemos que reparar es en su color, «si se encuentra en buenas condiciones, tiene un color rosado. Mientras, cuando empieza a estropearse, se torna gris», explican desde okdiario.es .Además si está estropeado su olor será muy desagradable, ácido y fuerte, parecido al del amoniaco.
Su textura es otro elemento a tener en cuenta ya que esta puede cambiar, si está pringoso o cubierto en mucosidad, debemos descartar su consumo ya que sin duda no está en buen estado y puede provocarnos una intoxicación con síntomas como fiebre alta, escalofríos, náuseas, vómitos y diarrea entre otros.
Por eso desde la Organización de Consumidores recomiendan, cogerlo lo último antes de salir del supermercado, transportarlo en una bolsa térmica y consumir en 24/36 horas. Respecto a la temperatura correcta de conservación la Organización dice que «debe conservarse a una temperatura por debajo de los 4 °C para evitar la aparición de bacterias con el consiguiente riesgo de intoxicación».
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