El color de nuestros dientes está genéticamente determinado, por lo que nosotros mismos no podemos influir mucho en este factor. Pese a ello, sí que podemos ayudar a mantener unos dietes sanos y con un color más natural cuidándolos consumiendo o dejando de consumir ciertos tipos de alimentos, nos hayamos sometido a un blanqueamiento dental o no.
Es muy habitual escuchar cuáles son los hábitos alimentarios dañinos para nuestra salud bucodental. Entre ellos se encuentran el consumo de tabaco, bebidas carbonatadas, vino, café o té, entre otros, pero lo que no solemos escuchar tanto es la variedad de alimentos que, aunque no blanqueen como tal los dientes, sí nos ayudan a mantener su esmalte natural y prevenir las caries.
Por otro lado, los lácteos en general también pueden servir de gran ayuda por favorecer la segregación de saliva y por su gran aportación en calcio, que ayuda a mantener los huesos fuertes y sanos y en el caso de los dientes, además ayuda a conservar el esmalte.
Pese a algunas creencias de que ácidos o cítricos como las fresas o el vinagre de manzana también son buenos, en realidad tienen más efectos dañinos que beneficios. Las fresas contienen ácido málico, que erosiona los dientes, produciendo un efecto visual blanqueador que realmente no es más que el diente desgastándose, volviéndolo más frágil. Asimismo, el vinagre de manzana contiene ácido acético, que al igual que el anterior, también erosiona los dientes.
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