«Surgió en Croacia en el siglo XVII durante la Guerra de los Treinta Años, cuando, a la hora de partir, las mujeres anudaban al cuello de los soldados de la caballería ligera un pañuelo rojo símbolo de amor y fidelidad. Algo así como el actual anillo de compromiso», explican desde la web gentleman.excelsior.com.
Aunque su origen es de lo más romántico, pocos sabemos que llevarla entraña algunos riesgos para la salud. Desde el diario La razón aluden a un estudio publicado en New Scientist que habla de como afecta al flujo sanguíneo del cerebro el nudo de la corbata.
La investigación se realizó con quince hombres que usaban corbata y otros quince que no la usaban. Todos los participantes fueron sometidos a una resonancia magnética para medir el flujo sanguíneo que llegaba a la cabeza y la conclusión fue que en aquellos que solían llevarla llegaba un 7,5% de «flujo sanguíneo cerebral menos que al de aquellos que no la llevaban». Y es que otro estudio publicado en The British Journal of Ophthalmology, defiende que usar corbata puede «restringir el flujo sanguíneo a través de la vena yugular».
Pero la cosa no queda ahí, utilizar este accesorio puede hacer que las arterias carótidas (las que llevan la sangre al corazón) se estrechen y la sangre retroceda hasta el ojo aumentando así la presión ocular, algo que es un factor de riesgo de glaucoma y cataratas a lo que hemos de añadir la posibilidad de sufrir mareos, dolor de cabeza o nauseas si su uso es prolongado.