Los riesgos reales aún no se conocen completamente debido a la falta de estudios poblacionales a largo plazo. Como los tatuajes no han sido diseñados y desarrollados por expertos científicos o biomédicos, no se han sometido a ensayos clínicos rigurosos en humanos, por lo que la información que se posee acerca de ello, no es tan grande y diversa.
Las tintas de tatuajes son pigmentos industriales que no han sido creadas ni autorizadas para su uso en el cuerpo humano y, en muchos casos, no se conoce su composición exacta. Además, permanecen en el cuerpo de por vida, lo que expone a las personas a sus componentes a lo largo del tiempo, sin que se entienda plenamente los riesgos a largo plazo.
Estudios han demostrado que parte de la tinta es transportada por el sistema sanguíneo y linfático, lo que podría causar problemas en los ganglios linfáticos y tener consecuencias para la salud. Además, algunos pigmentos liberan compuestos cancerígenos cuando están expuestos a la radiación ultravioleta solar. También cabe destacar que se han encontrado impurezas y contaminación microbiológica en algunos casos, lo que aumenta las preocupaciones sobre su seguridad.
Si bien existen estudios sobre los riesgos de los tatuajes, todavía faltan grandes investigaciones poblacionales a largo plazo. La moda de los tatuajes es relativamente reciente, por lo que aún no se conocen los efectos a largo plazo de su uso generalizado en la población.
La regulación de tintas de tatuajes ha sido más estricta en Europa desde 2022-2023, con la prohibición de ciertos compuestos peligrosos. Sin embargo, en otros lugares como Estados Unidos, la regulación es menos estricta.