¿Has tenido citas con personas aparentemente normales pero que luego te has enterado que son psicópatas? Pese a que parezca una descripción que solo suceda en la ficción, la realidad es que cada vez es más frecuente escuchar este tipo de historias. No es fácil localizarlos, ya que a simple vista pueden ser «encantadores», con una imagen pública intachable… Pero lo que hay detrás es mucho peor.
Según la psicóloga Laura Ruiz en el portal de La mente es maravillosa son personas que buscan alimentar su propio ego y autocomplacencia. Tener una relación de este tipo puede llegar a ser destructivo para la víctima, sobre todo, si da el paso de romper ese vínculo. Por eso, nada mejor que dar a conocer cómo actúan los psicópatas y cuáles son las secuelas que sus actos pueden dejar en una persona que en los días posteriores a San Valentín, cuando todavía el boom sobre el amor sigue latente.
La respuesta es sí, aunque no de la misma forma en que lo haría cualquier otra persona, ya que lo hará siempre desde un componente antisocial y tóxico. Partiendo de esta base vamos a ver en mayor detalle cómo actúan los psicópatas. Para empezar, la experta diferencia dos fases que van desde la seducción inicial hasta el destrozo de la vida de la otra persona.
La primera etapa como es lógico corresponde al filtreo, a la seducción, al coqueteo… Todo para conseguir «enganchar a la víctima». Esta presa de su atención, su interés, su dedicación y su implicación cae en ese juego, que supone un «derribo psicológico» de barreras hasta conseguir su objetivo. Para ello, la hace creer que es su alma gemela, que es el amor de su vida… El resultado es la bajada total de las defensas y las barreras ya que poco a poco comienza a estar «hechizado/a» por el efecto hipnótico del psicópata.
El encandilamiento no acaba ahí porque poco a poco sigue engatusando a la víctima hasta que la tiene completamente anulada. Justo ahí es cuando inicia su estrategia que es contraria a todo lo que ha hecho hasta el momento y esto lleva a la humillación, al abuso, a la traición, a la manipulación y la infidelidad. Pero para este momento la víctima ya está enganchada. Este fenómeno se conoce como apego al perpetrador, lo que quiere decir que cuanto peor tratan a la víctima, esta más se vincula con su agresor, ya que no tiene fuerza ni valentía para romper esa relación y escapar.
El detrimiento de la víctima es aprovechado por el psicópata, que no siente ningún tipo de empatía hacia ella, y la daña hasta producirla trastornos de estrés postraumático, un daño psicológico grave como el que tienen personas que han vivido violaciones, asesinatos, huracanes, terremotos…
Según Mayo Clinic el síndrome postraumático es un problema de salud mental originado por una situación terrorífica, ya sea porque se haya experimentado en primera persona o presenciado. Los síntomas pueden ser diversos y pueden incluir problemas de sueño, pesadillas, angustia y pensamientos descontrolados.
Por si esto fuera poco, otro experto en psicología explica al diario El Confidencial que existen hasta 17 síntomas diferentes de estrés postraumáticos que pueden padecer los damnificados por haber tenido amores psicópatas. Algunos de esos signos tienen que ver con la sensación de vivir un peligro inminente pensando que algo malo va a suceder en cualquier momento, lo que desencadena en bloqueos, ataques de ansiedad…
Otro de los síntomas más frecuentes es como hemos mencionado anteriormente problemas para conciliar el sueño haciendo que la persona se despierte cada poco tiempo y que no pueda volver a dormirse. A su vez, existen otro tipo de reacciones como la disociación, la evitación y la introversión.
En el peor de los casos, a estos síntomas también se le suman la tendencia suicida que sienten muchas víctimas ante la falta de motivación o capacidad para poder disfrutar de la vida.
Teniendo en cuenta que la víctima está completamente cegada por su agresor es complicado tomar conciencia de la magnitud del problema. A la persona que está sufriendo le cuesta creer que la persona «tan maravillosa» que ha conocido al principio no vuelva a aparecer nunca más. Por eso, no es raro que esa persona quiera seguir permaneciendo a su lado «viendo amor donde no lo hay» según explica el psicólogo.
Otro elemento que pone sobre la mesa el experto es que las víctimas lo único que quieren es que vuelva el personaje de la primera fase, sin caer en la cuenta que esa persona no existe en la realidad. Las víctimas esperan y esperan pensando que algo va a cambiar, pero los psicópatas no lo hacen, simplemente se hacen mayores. Esto provoca un malestar en las víctimas que cada vez lo llevan peor y, por ende, las consecuencias psicológicas comienzan a agravarse y padecen los mismos síntomas que las personas con adicciones.
Si el peor de los escenarios no ocurre, muchas personas acaban tomando conciencia del tipo de persona que tiene en frente. Tienen que atravesar todo ese sufrimiento y darse de bruces una y otra vez para finalmente tomar la decisión de dejarlo.
Cuando eso sucede es porque la víctima ha tomado conciencia de que está en un punto de destrucción personal más que evidente con cuadros de depresión, de ansiedad, de agotamiento mental y físico… Conseguir desengancharse de esta droga no es una tarea fácil y el psicólogo recomienda a todos sus paciente la técnica del «contacto cero», la cual provoca un síndrome de abstinencia al principio y un alivio con el paso del tiempo.
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