La situación se puede volver especialmente peligrosa si el hielo ha afectado a zonas que, de no ser retiradas, podrían suponer un peligro en la carretera. Otro motivo para descongelar los cristales del vehículo es la ley, ya que, de no hacerlo, puede suponer una sanción de hasta 200 euros.
Así lo refleja el Código General de Circulación español en uno de sus artículos, referente a la visibilidad del coche. En el texto queda reflejada la obligatoriedad de que la cristalera esté limpia para permitir la visibilidad.
Asimismo, el artículo 106 de la ley sobre seguridad vial establece que será obligatorio el alumbrado en caso de «condiciones meteorológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad», como en el caso de la niebla, la nieve o la lluvia intensa. Lo mismo ocurre con la luz antiniebla, que únicamente puede estar encendida en situaciones en las que las condiciones ambientales sean «desfavorables».
Por eso, es imprescindible que la luna del coche quede lo más despejada posible, permitiendo la visibilidad a la hora de circular por la vía. No solo para evitar la sanción económica, sino también para garantizar nuestra seguridad en carretera.
Para descongelar los cristales existen una infinidad de recursos, muchos de ellos caseros, como echar sal o agua caliente sobre los mismos. Concretamente, este último remedio es uno de los más arriesgados, ya que lo único que puede provocar en realidad es que se rompan por la diferencia entre el líquido y el hielo. Lo mismo puede llegar a pasar si recurrimos a la sal; n buen producto para evitar la congelación, pero no para descongelar.
Entonces, ¿qué puede ayudar a retirar el hielo? El truco más sencillo es encender el coche y poner la calefacción colocando los chorros del aire hacia el propio parabrisas. Sí, es una solución más lenta que otras, pero con ella se evitan las roturas de los cristales.
Si esto no funciona, entonces hay que acudir a un rascador; pero, eso sí, lo más recomendable es que sea uno de plástico o si no es un rascador, al menos que sea una herramienta con este mismo material. Si no tienes, hay un truco mucho más casero, que es rascarlo con una tarjeta de crédito o la caja de un CD, pero nunca metal.
Otra opción es usar un spray con un producto que contenga algún tipo de anticongelante o, en su defecto, rociar el cristal o limpiaparabrisas con alcohol, ya que este se congela a menor velocidad que el agua. Eso sí, este truco solo funcionará si la capa de hielo que queremos quitar es fina.