La arena se convierte en nuestro peor enemigo en muchas ocasiones, no solo por lo difícil que cuesta quitársela, sino porque puede que entre en contacto con nuestros ojos, provocando graves problemas oculares como conjuntivitis, irritaciones o infecciones.
Dado que a veces esta situación resulta imposible de evitar puesto que es casi un reto ir a la playa y no salir con los ojos irritados de la arena y la sal. En cualquier caso, la Clínica Baviera nos brinda una serie de consejos sobre cómo debemos actuar.
¿Has estado bañándote todo el día en la playa y tienes la sensación de que se te ha quedado arenilla en el ojo? Pues bien, aunque resulte obvio una de las primeras cosas a evitar es rascarse el ojo.
En esta misma línea, el doctor también alerta de que esos granos de arena pueden suponer la entrada de microbios en los ojos y, por ende, pueden provocar infecciones como la conjuntivitis, en la que la sensación de picor, ardor o lagrimeo no cesan. Para ello, recomienda usar gafas de sol homologadas para los ratos que estás fuera del agua, gafas de buceo para los ratitos que están en el mar y evitar el contacto con los ojos en la medida de lo posible.
El especialista alerta también que este tipo de lesiones oculares es más frecuente entre los más pequeños, ya que son los que pasan la mayor parte del tiempo jugando con la arena. Por eso, recomienda llevar consigo en el bolso de la playa un suero fisiológico que permita limpiar el ojo, calmar el posible picor y evitar que se ponga más rojo. Incluso, también es recomendable llevar lágrimas artificiales para poder hidratarlo.
Eso sí, evitando tocarlos con las manos para que no haya problemas mayores. En el caso en el que se haya olvidado meterlo en el neceser y no tengas una farmacia cercana, entonces tocará recurrir a la botella de agua o las duchas de agua dulce de la playa. Utilizarás ese agua para limpiarte los ojos, evitando frotarte o rascarte.
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