La llegada del verano también supone inaugurar la temporada de piscinas, playas y por supuesto, del consumo de uno de los alimentos estrella de esta estación: el helado. Este producto tan refrescante que encandila a pequeños y adultos ayuda a sobrellevar las altas temperaturas y sí, también sacia aquellos momentos en los que el cuerpo pide un poco de dulce.
Son muchos los que se animan a preparar helados en casa, pero esta tarea puede convertirse en un reto imposible en algunas ocasiones, ya que no siempre se consigue el sabor y la textura deseadas. Para que esto deje de ser un problema, aquí encontrarás algunas de las claves para hacer helados desde casa que ayudarán a potenciar el sabor y a mantener la textura cremosa, como si fuese de una heladería. Y a su vez, evitar que este se quede duro o escarchado y hasta incomestible. ¡Toma nota!
Como decíamos hacer un helado casero puede convertirse en un reto difícil de conseguir, ya que es frecuente que debido al proceso de congelación se pierda el sabor y hasta la cremosidad del mismo. Para que esto no te siga pasando lee atentamente estos pequeños trucos para hacer el helado desde casa que deseas.
En este punto sería interesante recurrir al azúcar, a la miel o al jarabe de maíz ya que ayudarían a obtener una textura menos dura. En esta misma línea, también es necesario tener en cuenta que cuanta mayor cantidad de grasa contenga el helado, mayor será el tamaño de los cristales de hielo que se formen.
Por lo que usar yemas de huevo, mantequilla o yogurt con leche brindará mayor cremosidad al helado.
Una de las partes más importantes a la hora de hacer un helado casero es preparar la mezcla con mucho mimo. Como es lógico, se necesita recurrir a la nata o cualquier otro lácteo para hacer la base, aunque para mezclarla necesitarás más maña que otra cosa. Procura siempre hacer el relleno sin movimientos bruscos, ya que esto ayudará a mantener la textura suave.
Lo mejor siempre es recurrir es montar tu mezcla con nata o claras a punto de nieve para que el resultado quede firme.
Igual que sucede con el procedimiento de hidratación de los helados, experimentar con los rellenos puede ser una fórmula mágica infalible para que no te queden duros. Para ello es importante que experimentes los diferentes sabores añadiendo fruta picada, lácteos, chocolate picado, frutos secos… ¡Y todo lo que se te ocurra!
No hay ninguna norma escrita al respecto, así que, lo mejor será que experimentes y veas cuáles son las combinaciones que mejor sabor y cremosidad dan.
Mantener la mezcla durante 24 horas en el congelador es fundamental. Dentro de esto, es importante tener en cuenta también la temperatura del congelador. Lo ideal es que esté a 14 ºC bajo cero, aunque por regla general nunca tendría que superar los 18 ºC bajo cero ni tampoco por debajo de los 7 ºC bajo cero.
Si superas estas rangos probablemente la textura varíe y aparezcan cristales de hielo.
Obtener un helado con una textura suave es posible si se retira del congelador y se bate cada 15 o 20 minutos.
Otra alternativa podría ser batirlo en «doble recipiente», algo que requiere más tiempo. El helado se coloca en un pequeño recipiente con tapa y a su vez, este se coloca en otro más grande. Seguidamente, se bate durante casi una hora y media. ¿Para qué se hace esto?
Para «airear» el helado. Esto permite que que el helado tenga la cremosidad justa.
Si no has tenido suerte y tras seguir todos los pasos siguen saliendo pequeños cristales de hielo, ¡tranquila! Puedes eliminarlos antes de comerlos. ¿Cómo? Hidratando el helado, es decir, cubriéndolo con alguna salsa específica para helado que te guste, ya sea de chocolate, miel o frutas. Aunque la alternativa estrella siempre será el almíbar, el cual se puede agregar antes de congelar el helado o antes de servirlo. ¡Tú eliges!
Aplica todos estos trucos la próxima vez que hagas helados caseros y verás que el resultado es verdaderamente alucinante.
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