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Cómo aprender de Tamara Falcó e Íñigo Onieva: los 5 noes de volver con tu expareja
¿Funcionan las segundas oportunidades en las relaciones?
Hay quien dice que segundas partes nunca fueron buenas y que nunca hay que volver a tropezar con la misma piedra. Pero también hay otro dicho que solapa a este último: el ser humano es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra. Así podríamos continuar durante mucho tiempo, pero el centro de la cuestión es:
¿de verdad funcionan las segundas oportunidades en pareja?
Eso es lo que tantas y tantas personas se preguntan cuando se les plantea la ocasión de volver con su ex. Ya hemos visto casos así en la vuelta de Jennifer López y Ben Affleck tras su sonada ruptura en 2004 o, un ejemplo todavía más reciente; la reconciliación de Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Su situación es bastante más delicada, puesto que su ruptura levantó ampollas y sembró el caos en la prensa del corazón.
Pero hace unos días, cuando la revista ¡Hola! confirmaba el regreso de ambos como pareja, los comentarios de los usuarios en redes sociales —los mismos que siguieron la polémica (y mediática) separación de ellos dos minuto a minuto— iban por la misma línea: «La gente no cambia. Tiempo al tiempo…», «Me ha decepcionado, la creía inteligente» o «El que te la hace una vez, te la hace dos. No hay dos sin tres». Estas son solo algunas de las opiniones acerca de la reconciliación de dos personas que se separaron de forma caótica y, lo que es más importante, con daño de por medio.
Teniendo en cuenta todo esto y si hay malos antecedentes en la pareja…¿Cómo saber si puede funcionar? ¿Es un error darle otra oportunidad a una persona que nos hizo daño en el pasado? A todo esto han respondido los expertos, una de ellas es la psicóloga y terapeuta de pareja Lara Ferreiro, quien ha dado con las cinco claves para advertir de las líneas rojas de volver con tu ex.
Los 5 errores de volver con tu expareja
A pesar del enfoque de sus consejos, Ferreiro se mostraba partidaria de abrir puertas a las segundas oportunidades. Así lo aclaró al portal Uppers: «Son muy valiosas porque se puede aprender de los errores». Ahora bien, hablamos de reencuentros donde, a veces, se ponen a prueba emociones, y eso sí es peligroso.
Con el fin de poder evitar los posibles perjuicios en los implicados o, por lo menos, para advertir a la pareja que se reconcilia del camino que está a punto de arrancar, la psicóloga expone cinco errores en los que se pueden caer:
- Idealización. Ya sea empezar con una nueva pareja o retomar un relación anterior, idealizar a la otra persona es del todo equivocado y pensar en positivo no es idealizar. Además, Ferreiro destaca que es necesario «trabajar en la relación», pero hay algo más importante aún: «A veces no se le limpian las heridas del pasado (…) Esto no se puede hacer. Es importante hacer un ejercicio de error y cuenta nueva. Si no, es mejor no retomar la relación porque se va a caer en los mismos errores».
- Obsesión. Este fallo es, en muchas ocasiones, consecuencia del anterior. «Hay que dejar claras las bases del compromiso. Lo más importante es comunicarse bien y saber por qué no funcionó en el pasado y llegar a pactos. Si no, se repetirán todos los fallos», explica la experta.
- Rencor. Este es otro de los grandes problemas de las segundas veces: no perdonar. Echarse cosas en cara no es la solución, pero si algo hay que tener claro es que «cuando se vuelve hay que conocer los motivos que llevaron a la ruptura y los que llevan a volver».
- Omisión. Ninguna relación de pareja puede funcionar de verdad si antes no se indaga en las razones que llevaron ya no solo a romper, sino también a volver. Y la experta hace hincapié en un detalle peligroso: «Si el motivo es que tenemos miedo a estar solos, habría que pensárselo porque al final no vuelves por amor, vuelves por miedo. Si se vuelve es porque se está enamorado. Si no, va a haber daño».
- Priorizar a los hijos. Otras veces, el pretexto para volver a los brazos de una expareja es simplemente externo a los individuos y se pone como escudo a los hijos. En esto, la psicólogoa se muestra firme al sentenciar que, de ser así, se convertirían en «parejas vacías que no nos hacen sentir nada».