Los huevos constituyen uno de los alimentos más comunes de nuestra gastronomía, versátiles y presentes en tantas recetas como formas pueden tener. Sin embargo, se trata de uno de los productos con los que más cuidado debemos tener, más si cabe en verano, ya que, los huevos son en muchas ocasiones responsables de algunas enfermedades como la salmonela. Por eso, la forma en la que los conservamos en vital para consumirlos de forma adecuada.
¿Te has fijado alguna vez en que en el supermercado los huevos están siempre apilados a temperatura ambiente pero, en cambio en casa los guardamos en la nevera? Pues bien, aunque pueda parecer paradójico esto tiene una explicación muy lógica y que debes tener en cuenta: los huevos son extremadamente sensibles a los cambios de temperatura.
Por este motivo y más teniendo en cuenta que los supermercados son lugares que acostumbran a tener una temperatura estable y fresca los dejan sin refrigerar. Algo que según los expertos, es totalmente aceptable siempre y cuando la temperatura sea inferior a 25 grados. De esta forma evitan pasar de una temperatura baja, a una probablemente más alta en el exterior (sobre todo en países como España) para, posteriormente, volver a someter a los huevos a un nuevo cambio de temperatura si al llegar a casa volviéramos a ponerlos en el frigorífico.
¿Sabías que…
Si se han mantenido en la nevera, no hay fracturas en la cáscara, esta está limpia y libre de impurezas, los huevos se pueden comer algunos días después de expirar la fecha de consumo preferente. No hay que confundir la fecha de consumo preferente con la de caducidad. En este caso la de consumo preferente expira 28 días después de la fecha de puesta.
Quizás nunca te hayas planteado esta pregunta teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de las neveras ya cuentan con un compartimento especial en la parte superior de la puerta para almacenar los huevos: las hueveras. Para tu sorpresa, deberás saber que por muy poco lógico o irónico que pueda parecer, ese no es el mejor sitio para guardar los huevos.
¿Por qué? ¡Muy sencillo! Como te hemos comentado los huevos son muy sensibles a los cambios de temperatura por lo que, tenerlos en la puerta de la nevera, la zona más expuesta y susceptible a cambios de temperatura cada vez que abrimos y cerramos el electrodoméstico, no es desde luego una buena idea. Por lo que sería mejor cualquier otra zona del frigorífico menos susceptible a cambios. Además, las recomendaciones sanitarias irían más allá puesto que, los expertos aseguran que los productos crudos no deberían colocarse en la parte de arriba del frigorífico porque la contaminación va de arriba hacia abajo.
Teniendo todo esto en cuenta y como últimas recomendaciones sobre la temperatura de los huevos, debes saber que si los guardas en el frigorífico, deberás cocinarlos nada más sacarlos para evitar (una vez más) otro cambio de temperatura. Y si optas por lavarlo, lo recomendable es hacerlo justo antes de consumirlo sobre su cáscara y no antes de guardarlos, puesto que la porosidad de la cáscara podría hacer que este gesto aparentemente higiénico interfiera en el buen estado del huevo.
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