Lo explica la dietista Sonia Sáez en la revista Clara, «el pan no engorda por sí mismo, sino que depende de la cantidad que se ingiere y del balance calórico total de la dieta».
Es más habla de la importancia de consumir pan, ya que nos aporta hidratos de carbono y estos son «imprescindibles para el funcionamiento del organismo, ya que aportan energía y regulan el metabolismo», explica. Pero añade que este alimento aporta también muchas calorías. Es decir comerlo en exceso y de manera desequilibrada si hace que engordemos, ya que si consumimos más calorías de las que quemamos, estas se acumulan en forma de grasa.
Lo importante es escoger bien cual tomamos, no todos los panes son iguales, su composición de hecho es la que determina sus nutrientes y su capacidad para hacerte adelgazar o engordar. Los de mejor calidad son los que están elaborados con harinas integrales o de grano entero, ya que «conservan la fibra, las vitaminas y los minerales del cereal». El sabor, la textura y la duración es mejor y mayor en el caso de los elaborados con masa madre.
Aunque el pan integral y el blanco tienen las mismas calorías, el primero es más saciante gracias a su alto contenido en fibra y por eso evita que piquemos entre horas además de cuidar nuestra flora intestinal. El pan blanco sin embargo hace que «la glucosa se absorba de manera más rápida (generando picos de insulina) y contiene poca proteína y fibra», explican.