Y es que caminar nos ayuda a mantener una buena salud cardiovascular, ya que aumenta el tamaño del corazón, fortalece las arterias y beneficia la oxigenación de todos los órganos y tejidos de nuestro organismo. Además de ayudarnos a reducir el estrés y la ansiedad.
Pero, ¿qué ocurre si cambiamos el asfalto o el parque por la arena de la playa?, ¿es tan beneficioso nuestro paseo? Hoy nos detenemos en los beneficios e inconvenientes de caminar por la playa. Comencemos por uno de los grandes beneficios, y es que andar por la arena supone quemar un cincuenta por ciento más de calorías que si lo hacemos por el asfalto. Y es que nos exige un esfuerzo mayor en el que ponemos en marcha toda la musculatura de la pierna.
Vamos con otro de los beneficios de esta actividad: la arena es un exfoliante natural, con lo cual estaremos eliminando células muertas e impurezas de nuestros pies, además de activar así nuestro sistema circulatorio, por eso es muy recomendable para personas con varices y mala circulación.
Uno de sus contras es algo tan evidente como que implica estar expuesto al sol y al calor, algo que puede provocar que nos deshidratemos, insolemos e incluso nos quememos. Por eso, tal y como explican desde el mismo medio, «lo recomendable es tomar las precacuiones adecuadas cubriendo la cabeza, no saliendo a las horas de mayor calor, ponerse protección solar e hidratarse bien durante la práctica…».
Y un beneficio más, mejora nuestro estado de ánimo ya que cuando respiramos aire limpio el cerebro oxigena más y mejor, además de rebajar nuestra tensión arterial y los niveles de cortisol.
MÁS SOBRE: