Tenemos claro y hemos hablado mucho sobre ello, que andar es uno de los mejores ejercicios que podemos hacer ya que sus beneficios son muchos. Eso sí, debemos hacerlo de manera regular, a buen ritmo y cumpliendo una serie de objetivos. La recomendación de la OMS para estar sano es caminar 10.000 pasos al día.
Y es que caminar nos ayuda a mantener una buena salud cardiovascular, ya que aumenta el tamaño del corazón, fortalece las arterias y beneficia la oxigenación de todos los órganos y tejidos de nuestro organismo. Además de ayudarnos a reducir el estrés y la ansiedad.
Pero, ¿qué ocurre si cambiamos el asfalto o el parque por la arena de la playa?, ¿es tan beneficioso nuestro paseo? Hoy nos detenemos en los beneficios e inconvenientes de caminar por la playa. Comencemos por uno de los grandes beneficios, y es que andar por la arena supone quemar un cincuenta por ciento más de calorías que si lo hacemos por el asfalto. Y es que nos exige un esfuerzo mayor en el que ponemos en marcha toda la musculatura de la pierna.
Sin embargo, al tratarse de una superficie irregular, inestable y desigual para dar un paseo, podemos tener más riesgo de caernos o torcernos un tobillo, tal y como recogen desde El Español, sobre todo «en personas que tienen problemas de equilibrio o que también sienten debilidad en las piernas»
Vamos con otro de los beneficios de esta actividad: la arena es un exfoliante natural, con lo cual estaremos eliminando células muertas e impurezas de nuestros pies, además de activar así nuestro sistema circulatorio, por eso es muy recomendable para personas con varices y mala circulación.
Uno de sus contras es algo tan evidente como que implica estar expuesto al sol y al calor, algo que puede provocar que nos deshidratemos, insolemos e incluso nos quememos. Por eso, tal y como explican desde el mismo medio, «lo recomendable es tomar las precacuiones adecuadas cubriendo la cabeza, no saliendo a las horas de mayor calor, ponerse protección solar e hidratarse bien durante la práctica…».
Y un beneficio más, mejora nuestro estado de ánimo ya que cuando respiramos aire limpio el cerebro oxigena más y mejor, además de rebajar nuestra tensión arterial y los niveles de cortisol.
La recomendación, por tanto, es caminar distancias cortas, no hacerlo en las horas centrales del día, llevar siempre agua y protegernos del sol con una gorra y protector solar.
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