Birdboxing, el nombre inventado por la generación Z para referirse a algo que ha ocurrido siempre en las relaciones de pareja

Hace referencia a la expresión 'ciego de amor'

Ana Más

Toda la vida se ha dicho que ‘el amor es ciego’, algo que ahora la generación Z llama ‘birdboxing‘. Un término que a su vez procede de la película ‘Bird Box‘ en la que la actriz Sandra Bullock  tenía que vendarse los ojos, al igual que a sus hijos, para sobrevivir, explican desde Vanitatis.

El término hace referencia a no ver los defectos del otro cuando estamos enamorados, algo que se produce porque en la fase de enamoramiento, «la parte del cerebro llamada corteza prefrontal, que se encarga de la razón, se desactiva», explica la psiquiatra Marián Rojas. Y es que en esa fase reproducimos todos los mitos del amor romántico, explican desde el mismo medio, es «cuando creemos que la persona de la que estamos enamorados es el amor de nuestra vida y estaremos siempre juntos». Por eso muchos profesionales se refieren a ello como llevar una venda en los ojos que nos impide ver los defectos del otro.

Simplemente se trata de una fase más del amor de pareja a la que normalmente le sigue otra de decepción o desencanto cuando dejamos de idealizar al otro, algo que según explica en el mismo medio la psicóloga María Esclapez sucede «cuando nos quitamos las gafas del enamoramiento y nos damos cuenta de la ceguera que nos producía ese subidón y cóctel de sustancias».

El birdboxing se acaba alrededor de los tres años de relación

Según algunos estudios, esta etapa de ‘ceguera amorosa’ puede durar hasta cuatro años, impulsada por las hormonas , «Es normalmente al final de los primeros tres años, cuando conocemos los defectos reales de nuestra pareja y comienzan los reclamos de cambios». explican desde El Español.

A su vez la psicóloga Marta Martínez Novoa en el libro ‘Que sea amor del bueno: por qué la responsabilidad afectiva es clave en tus relaciones’, habla de la importancia de practicar la responsabilidad afectiva en nuestras relaciones de pareja, algo que define como “tener conciencia de que las relaciones y, en especial, los vínculos que se crean en ellas están formadas por varias personas, no solo por nosotros mismos y que todas las personas implicadas tienen sentimientos y necesidades» Es decir, «tiene en cuenta lo que sienten los demás sin dejar de lado lo que sentimos nosotros, y aplicarla es actuar en consecuencia con esto», explican desde trendencias.com.

 

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