Belén Esteban continúa recorriéndose los platós y diferentes medios con motivo de la promoción de Sálvese quien pueda, el docu-reality que protagoniza en Netflix junto a siete compañeros de Sálvame. En su paso por el programa radiofónico de Alberto Herrera esta no pudo evitar emocionarse al verse inmersa en un viaje a su infancia.
«Daría todo por volver a mi infancia«, expresaba la de Paracuellos. Un deseo que le fue concedido cuando el periodista la trasladó a aquellos años con su narración. La televisiva vivió su niñez en el madrileño barrio de San Blas junto a sus padres y sus hermanos. Unos años muy felices y humildes que transcurrieron entre su colegio de monjas, viajes a Benidorm y cocido todos los domingos.
Herrera contaba que la madre de Belén Esteban acudía a casas de empeño cada vez que se acercaban las fechas navideñas para que sus hijos pudieran tener regalos como los demás niños. «Me has hecho llorar, ¿vale? Qué bonito, me ha encantado, me ha gustado un montón y es como lo has contado. Sí, varias veces he ido con mi madre a la casa de empeños«, confirmaba esta.
Fue el trabajo de limpiadora de su madre el que le permitió estudiar en el Colegio Casa de la Virgen, donde conoció a Sor Mercedes, una de las personas más importantes de su vida. «Fue mi monja. La he querido como a mi madre. Me llevaba a todos los lados mientras mi madre limpiaba. La gente dejaba ropa y ella siempre buscaba lo mejor para mis hermanos y para mí. Sor Mercedes ha sido un pilar enorme para nosotros«, contaba esta.
Una persona que ha estado presente en su vida hasta el final. «A mí me crio ella en el dispensario y yo tengo recuerdos buenísimos, Se ocupaba de mí, íbamos juntas a todos los lados, en mi casa tengo fotos. Luego iba a verla con Andrea y era su locura«, recordaba Belén Esteban.
Esta también recordaba algunas tradiciones familiares, como los cocidos todos los domingos o las vacaciones en Benidorm, a donde viajaban en el Simca que tenía su padre. «Mis padres han trabajado muchísimo para sacarnos adelante y yo recuerdo a mi familia muy feliz (…) Nos quedábamos en un apartamento que alquilaban mis padres. Después se pudieron comprar una casita allí, que es donde vive ahora mi madre«, rememoraba.
Uno de los momentos más duros de la vida de Belén Esteban fue, sin duda, la muerte de su padre el 28 de abril de 2006, a la edad de 65 años. Si hay una razón especial por la que le gustaría volver al pasado es para poder volver a verle. «Mis hermanos eran más mayores que yo y ellos se iban con los amigos o se bajaban a un descampado que había enfrente de mi casa, y yo siempre me quedaba con mi padre. A mi padre le encantaba la tele, las películas del Oeste y los programas de llorar. Yo soy muy de mi padre«, expresaba.
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