Todos las hemos consumido en alguna ocasión, sobre todo si hemos necesitado un ‘chute’ extra de energía, ya que están diseñadas para proporcionarnos más energía de manera temporal, además de mejorar nuestro estado de alerta y concentración. Te hablamos de las bebidas energéticas. Pero, ¿es realmente sano su consumo o no lo es tanto?.
Desde larazon.es explican que, «suelen tener un alto contenido de cafeína, taurina, vitaminas del grupo B, azúcares, extractos de plantas y otros ingredientes estimulantes» y añaden «a menudo contienen azúcares en forma de sacarosa o jarabe de glucosa, que proporcionan una fuente rápida de energía».
Pero hablan también de algunos efectos negativos de su ingesta, el primero de ellos, el aumento de la presión arterial debido a los ingredientes estimulantes que llevan, que pueden elevarla de manera temporal. Algo que puede ser un riesgo sobre todo si sufrimos hipertensión.
Además su consumo excesivo puede provocar cambios en el ritmo cardíaco y aumentar el riesgo de arritmias cardíacas. Algo de lo que ya alertaba un estudio de 2017 publicado en la revista Journal of the American Heart Association, elaborado por el David Grant Medical Centre en el que «se confirmaba que pueden causar cambios perjudiciales en la presión arterial y la función cardíaca, a largo plazo», explican desde La Vanguardia.
Y es que ‘el mayor peligro’ parece estar en la cafeína y los azúcares libres que contienen este tipo de bebidas, algo que explica en el mismo medio, Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos y dietista nutricionista, «Sus dosis de cafeína son muy elevadas. Según la UE tienen entre 70 y 400 miligramos por lata, cuando un café espresso aporta unos 75 miligramos. Es decir, se comercializa alguna lata que equivale a tomarse de una atacada cinco cafés. Eso no se le ocurre a nadie”.
Algo que según explica la jefa del Servicio de Nutrición y Dietética del Hospital de Alzira, Pilar Luna, en valenciaplaza.com produce «que a las pocas horas de ingerir este tipo de productos, el cuerpo humano aumenta de manera considerable sus niveles de estrés, el ritmo cardiaco y la presión arterial, «factores de riesgo nada recomendables en niños, adolescentes y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia».
La calidad del sueño es otro factor que puede verse alterado por las altas concentraciones de cafeina en este tipo de bebida, que además puede aumenar la sensación de ansiedad y sus altas dosis de azúcar pueden contribuir a que tengamos problemas de caries. Por todo ello los expertos insisten en limitar el consumo de este tipo de bebidas además de educar en el consumo de otras más saludables. Desde la AESAN dan algunas recomendaciones también con respecto a su consumo.
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