Aplicado al sexo el término se refiere a no tener ningún contacto sexual durante un tiempo, que puede ir desde una semana a varios meses dependiendo de lo que queramos conseguir. Respecto a la masturbación, la sexóloga estadounidense Alice Child explica en declaraciones a Men’s Health que «algunas personas renuncian por completo a tener orgasmos, mientras que otras pueden tenerlos a través de la masturbación, pero nunca con su pareja».
Una práctica con la que los expertos dicen que se consigue recuperar la pasión inicial en la pareja, ya que al dejar de practicar sexo con ella teóricamente nos entrarán más ganas de hacerlo, consiguiendo incluso un reinicio físico y emocional como explica al mismo medio la terapeuta sexual Melissa Cook. «Un descanso de la actividad sexual puede brindarte una nueva perspectiva y permitir una revaluación de patrones sexuales potencialmente nocivos. Otros pueden buscar una liberación de energía mental para otras áreas de la vida», explica.
La experta también señala algunas otras razones para probar esta práctica, como verlo como una forma de autodisciplina y autocontrol, recuperarte de una experiencia sexual negativa, profundizar en el vínculo emocional con tu pareja y cultivar otros tipos de intimidad dentro de vuestra relación o recuperar la chispa sexual con tu pareja cuando la has perdido.
Y es que según los expertos el ayuno sexual también puede aportar una mayor conciencia de uno mismo, un resurgimiento de la excitación con tu pareja y una mayor conexión con ella además del alivio temporal de la presión o la ansiedad relacionadas con el rendimiento.
Aconsejan ser cuidadosos con nuestra pareja a la hora de plantearlo, ya que podemos generar inseguridades y que esta se pregunte si se debe a falta de atracción o deseo hacia ella. Según Jenni Skyler, PhD, terapeuta sexual certificada, sexóloga y terapeuta matrimonial y familiar, debes plantearlo fuera del dormitorio, en un momento en el que ambos estéis relajados y explicando cómo crees que puede beneficiar vuestra relación.
Además aconsejan llegar a un acuerdo sobre el tiempo de ayuno sexual y fomentar la comunicación entre ambos durante el mismo. Y hacen hincapié en que no es para todo el mundo y que solo uno mismo puede decidir si quiere o no ponerla en práctica.
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