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¿Autoestima baja? Descubre cómo trabajarla sin dañarte y cuáles son las principales causas

Identificar que tienes una percepción negativa de ti mismo no es tan sencillo como parece

Teresa Moreno
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Una chica abrazándose a sí misma como síntoma de buena autoestima.
¿Has escuchado alguna vez eso de nosotros mismos somos nuestros peores enemigos? Reforzar la autoestima es una asignatura pendiente que todos tenemos y que a medida que van pasando los años conseguimos aprobar con nota. Algunos de sus síntomas más comúnes son la inseguridad, negatividad o la incapacidad para afrontar los problemas. Es cierto que leer frases motivadoras ayuda a paliar estos efectos, pero esto en la mayoría de las ocasiones no es suficiente ya que requiere una mayor profundidad para trabajar este concepto de baja autoestima.

Tanto es así que según un informe llevado a cabo por Buencoco, un servicio especializado en psicología y psicoterapia, asegura que hasta un 74% de la personas que tienen una baja autoestima concierne a las mujeres. Otro dato importante de esta investigación es que alrededor de un 47% de los encuestados de los 21 y los 30 años sienten debilidad en este asunto, un 14.7% entre 8 y 20 años y un 7,8% entre 41 y 50 años. Aquellos que son mayores de 50 años solo representan el 1,9%, lo que avala la teoría de que la baja autoestima está íntimamente relacionada con los sentimientos y las fases vitales que llevan hacia la madurez.

La terapeuta de Buencoco, Anna Valentina Caprioli explica en el diario El Mundo que una persona tiene baja autoestima cuando esta tiene una «percepción negativa de sí misma, una falta de confianza de sus habilidades o capacidades y una tendencia a infravalorarse y a criticarse de forma excesiva».

Causas de la baja autoestima

Los motivos que pudieran estar detrás del concepto de baja autoestima puede deberse a varias causas, tal y como aclara la experta en esta cabecera:
  1. Experiencias traumáticas. Las personas que han vivido situaciones límite emocionalmente hablando, ya sea una situación de abuso físico, violencia, guerra e incluso maltrato psicológico tienden a desarrollar una baja autoestima debido al poco control que tienen sobre la situación.
  2. Comparación social. Muchas personas tienden a compararse con los demás y sienten que no cumplen con las «exigencias» sociales en cuanto a belleza, a inteligencia, a éxito, a expectativas… Lo que desconocen es que cambiar esta perspectiva es posible trabajándola.
  3. Críticas destructivas. Si una persona ha recibido durante toda su vida constantemente críticas de los demás, sobre todo si provienen de los padres o los cuidadores desde la infancia, pueden condicionar la percepción que esa persona tiene de sí misma y hacerle dudar del potencial que tiene.
  4. Falta de apoyo emocional. La ausencia de afecto, de cariño y de refuerzo positivo pueden terminar provocando que una persona se sienta despreciada y poco importante en su entorno.
  5. Perfeccionismo. La autocrítica siempre ayuda a ver con otras gafas, pero en el caso de las personas perfeccionistas, esta exigencia por alcanzar siempre la excelencia en todo puede acabar pasándoles factura y disminuir considerablemente su autoestima.
  6. Falta de logros. Cuando alguien se marca sus propios objetivos y no los cumple, este puede sentirse muy mal y muy frustrado por no haberlo conseguido, hasta tal punto de perder la confianza en sí mismo e infravalorarse.
  7. Condicionamiento social. La presión social y las expectativas sociales y culturales de lo que se espera de cada inidivudio puede condicionar la forma en la que una persona se ve a sí misma.
  8. Problemas de salud mental. Las personas que padecen enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión o cualquier otro trastorno puede derivar en que una persona tenga un percepción muy negativa de sí misma.
  9. Dificultades para verse bien físicamente. Cómo te ves por fuera es un reflejo de cómo te ves por dentro. Por lo que si hay algo de tu cerpo que detestas esto puede generarte una inseguridad a la hora de mantener tus relaciones interpersonales. Además, precisamente por eso buscas constantemente aprobación de los demás, ya que son estos los mensajes que realmente te hacen sentir bien.
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Cómo trabajarla y tener una buena relación contigo misma

Probablemente el paso más diícil sea ver, aceptar y asimilar que hemos entrado en una dinámica que no nos hace bien. Como es lógico, asistir a terapia es la mejor alternativa para confrontar la situación, comprenderla, atajarla y trabajar para tener prácticas más sanas.

Además, la experta aclara algunas pautas que podrían ayudarnos a trabajar y mejorar nuestra autoestima en el día a día:

  1. Identificar los pensamientos negativos. Es imposible controlarlo todo, pero es importante que prestes atención a todos los pensamientos negativos que te revolotean por la mente y racionalizarlo o al menos, cuestionar su validez o cuánta verdad hay en ellos.
  2. Trabajar en la aceptación. Esta es probablemente una de las tareas más complejas. Lo primero es aceptar que nadie es perfecto y que es normal cometer errores y tener debilidades. En este caso es importante que te conozcas y sepas dónde están tus límites, así como cuáles son tus fortalezas y debilidades.
  3. Hacer cosas que te gusten. Dedicar tiempo a hacer actividades que verdaderamente te gusten y motiven, ya que esto ayudará a que te sientas bien contigo misma. Puedes practicar deporte, alguna actividad artística…
  4. Cuidar tu salud física y mental. Hacer ejercicio de forma regular, dormir las horas suficientes y llevar una vida saludable pueden hacer que tu estado de ánimo mejore y, por ende, que lo haga tu autoestima.
  5. Promover la gratitud. Intenta tomarte un tiempo todos los días para reflexionar sobre las cosas buenas que tienes en tu vida y agrádecelas aunque sea pensando en voz alta. Este simple hecho puede ayudarte a ser más positivo y a apreciar más los esfuerzos que estás destinando para conseguir tus logros.
  6. Pedir ayuda. No se puede llegar a todo ni tampoco se puede con todo. Por lo que es muy importante saber cuándo pedir ayuda, ya sea a familiares o a profesionales de la salud mental para ayudarte a sobrellevar el problema o simplemente para obtener herramientas que te permitan gestionar situaciones emocionales.
  7. Practicar la autocompasión. Hablarte y tratarte con la misma compasión y la asertividad que darías a alguien de tu entorno es muy importante. Evita la crítica excesiva que te conduce a nada bueno e intenta dialogar contigo mismo de una foma amable, respetuosa y cariñosa.

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Con estas claves y con la ayuda de un profesional seguro que te resulta mucho más fácil reforzar tu autoestima. Aunque eso sí, tienes que ármarte de paciencia porque será un trabajo que no te salga a la primera pero sí con el tiempo.

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