El ácido acetilsalicílico es eficaz para el tratamiento de dolor leve o moderado, como dolor de cabeza o muscular. También se utiliza en la prevención secundaria de infarto de miocardio, infarto cerebral o anginas de pecho en personas que ya han sufrido un primer episodio.
Sin embargo, su consumo y su uso, sobre todo como antiinflamatorio, se ha reducido bastante en los últimos años, siendo sustituida por otros analgésicos. Este se debe principalmente a sus efectos secundarios, entre los que están las complicaciones gastrointestinales, hepáticas y renales que pueden causan en pacientes, sobre todo si se toma de manera continuada, tal y como explican los expertos, que además recomiendan el uso de fármacos alternativos como Ibuprofeno o Paracetamol en el caso de enfermedades más leves como fiebre no muy alta y/o dolor de cabeza.
Por otra parte, desde la Mayo Clinic explican respecto a su uso para la prevención de infarto «que la necesidad de tomarla dependerá de la edad, el estado de salud, el historial médico relacionado con padecimientos cardiacos, así como el riesgo de cada persona a sufrir un paro cardiaco o un derrame cerebral. Normalmente el uso regular de la aspirina se recomienda para personas que ya tuvieron un infarto cardiaco o cerebral a consecuencia de una excesiva coagulación en los vasos sanguíneos.»
Aunque El Confidencial habla de un estudio dirigido por expertos del King’s College de Londres y realizado con más de 160.000 personas, que «concluyó que el riesgo de hemorragia interna mayor supera significativamente el beneficio de la aspirina entre aquellos sin antecedentes de enfermedad cardíaca. Los investigadores encontraron que al administrarse en personas sanas se aumentó el riesgo de ataque cardíaco o de derrame cerebral un 11%.». Lo cual significa que » 265 personas tendrían que tomar aspirina durante cinco años para prevenir un solo ataque cardíaco o un derrame cerebral, pero una de cada 210 tendría una hemorragia grave.»
El doctor Sean Zheng, que lideró el estudio, explicaba: «Esto demuestra que no hay pruebas suficientes para recomendar el uso rutinario de aspirina en la prevención de ataques cardíacos, accidentes y muertes cardiovasculares en personas sin enfermedad cardiovascular».
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