Los fans del malagueño aseguran que la intensidad y pasión que López derrama en cada presentación es tan poderosa que sienten como si hubieran completado una sesión de gimnasio. Con una combinación de su distintiva voz, talento pianístico y una entrega emocional increíble, Pablo López ha sabido transmitir una energía desbordante a las multitudes en cada parada de su gira.
Las giras del cantante se han convertido en una experiencia física y emocional completa para todo el que tiene el placer de disfrutar del directo de López. En lugar de levantar pesas, levantas emociones y sentimientos, saltas, gritas y te desprendes grandes cantidades de adrenalina por cada poro de la piel.
Lo mejor de todo no es que solo sean los seguidores del artista los que viven estos niveles de euforia, sino que es el propio Pablo el que experimenta esta experiencia al máximo exponente. Él solo ha encontrado una manera única de transmitir su energía y entusiasmo a través de su música. Sus canciones emocionales y letras conmovedoras se combinan con una actuación enérgica y un compromiso total con su arte, creando una experiencia inolvidable.
Aunque Pablo esté casi atado a su piano, que parece que sea una extensión más de su cuerpo, eso no es un impedimento para hacer de su actuación un torbellino de electricidad. El malagueño monta tal fiesta, que poco le dura eso de estar sentado al piano, pues se pasa gran parte de sus conciertos tocando el instrumento de pie, aguantando las ganas de ponerse a saltar e ir de lado a lado por el escenario mirando a los ojos de cada asistente.