Thomas Hand, un irlandés residente en el kibutz de Be’eri, vivió una pesadilla que pocos pueden imaginar. Durante 48 horas, estuvo sin saber nada de su pequeña Emily. Fueron dos días de angustia y dolor, ya que la última noticia que tuvo de ella fue que había ido a celebrar una fiesta de pijamas junto a sus amigos.
Lo que ocurrió fue que, esa misma noche, Hamás irrumpió en su kibutz, llegando a masacrar a unas 100 personas. Durante unas doce horas, su región estuvo bajo fuego, por lo que perdió el rastro a su hija. Tras lo sucedido, Tomas ha contado su desgarradora versión a la CNN.
«Encontramos a Emily, había fallecido, y yo dije ‘¡SÍ!’, y sonreí, porque eran las mejores noticias dentro de las posibilidades. Era la posibilidad que yo estaba esperando, ya que estaría muerta o en Gaza, y si sabes la mínima cosa de lo que hacen con las mujeres en Gaza… es peor que la muerte (…) La muerte fue una bendición absoluta», contaba el irlandés derrumbándose totalmente ante la televisión.
Pese a ello, el padre afirma que la situación podría haber sido peor si su hija hubiese estado en Gaza: «No tendrían comida. No tendrían agua. Estaría en una habitación oscura llena de Dios sabe cuántas personas. Y aterrorizado cada minuto, hora, día y posibles años por venir».
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