Con una carrera musical que abarca más de una década, Pablo Alborán ha pasado por diferentes fases y estilos, y no solo hablamos de la música, sino también de su físico. Aunque el cambio no haya sido radical, es innegable que el Pablo Alborán que conocemos a día de hoy no es el que vimos cantando por primera vez Solamente Tú en 2011.
Desde ese primer sencillo hace ya 12 años, el artista ha publicado seis discos de estudio, dos en directo y una veintena de sencillos. En todos estos trabajos el malagueño ha experimentado y ha jugado con múltiples posibilidades que nos ha podido enseñar por medio de sus composiciones, de su sonido y de su imagen personal, así que ahora vamos a hacer un repaso por los momentos más marcados.
En el debut con Pablo Alborán, en 2011, el artista se presentaba al mundo como un cantante y compositor de lo más apasionado. Aunque comenzó siendo un joven desconocido, poco tardó en hacerse hueco en la industria gracias a sus baladas románticas y su habilidad para fusionar el pop con toques flamencos. Solamente Tú y Pérdoname son los títulos que muy pronto lo elevaron a las listas de éxitos de nuestro país.
En su segundo álbum, Tanto, que llegó un año más tarde, en 2012, Alborán mantuvo su esencia melódica, pero se encaminó más hacia el pop, algo que escuchamos en temas como Éxtasis. Aquí su imagen también comenzó a transformarse, mostrando una apariencia más madura y firme.
Con Terral, el álbum que presentó en 2014, se aventuró de lleno en la música pop, pero sin perder la sensibilidad en sus composiciones. Este disco le ayudó a consolidarse como uno de los artistas más influyentes en la escena musical española con canciones como Recuérdame o Pasos de cero. Además, llegó a colaborar con Ricky Martin en Quimera, suponiendo esta una de sus colaboraciones más importantes a nivel internacional. Un Pablo Alborán más seguro de sí mismo y con confianza se dejaba ver, algo que le serviría para su gran salto al otro lado del charco.
Prometo representó un punto de inflexión en su carrera en 2017. Su estilo musical se diversificó, explorando géneros como el reggaetón y el R&B, sin dejar de lado el pop. Musicalmente demostró mayor versatilidad, algo que vemos en No vaya a ser, mientras que, físicamente, su apariencia se volvió más elegante pero más moderna al mismo tiempo.
Su penúltimo lanzamiento, Vértigo, que aterrizaba en 2020, demostró la evolución constante de Pablo. Con una mezcla ecléctica de géneros musicales que incluyen pop, flamenco y elementos electrónicos, Alborán no solo experimentó con su música, sino que eso también se trasladó a un estilo visual más vanguardista. Prueba de ello es lo que escuchamos en La Fiesta.
La Cuarta Hoja, su último trabajo que llegó a finales de 2022, nos habla de un Pablo que lucha con uñas y dientes por lo que le gusta y por mantener alejada su vida personal de su carrera, algo que ha conseguido y que ha dejado ver a un malagueño que anda por la vida con paso firme y decidido. En este trabajo escuchamos a un artista muy versátil que se atreve con gran variedad de estilos y hasta se codea con María Becerra, una de las artistas urbanas más influyentes a nivel internacional.
En resumen, la carrera de Pablo Alborán ha sido un viaje de evolución constante tanto en su estilo musical como en su apariencia física. Su capacidad para reinventarse en cada nuevo álbum ha sido clave para mantener su relevancia en la industria y su atractivo para una audiencia cada vez más diversa.
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