Un estudio a gran escala a gemelos llevado a cabo por un equipo de investigadores suecos ha determinado que el Arfid, uno trastorno de la alimentación poco conocido, está muy influenciado por factores genéticos. Para determinar la influencia de los genes en la aparición de esta enfermedad, los investigadores del Karolinska Institutet de Suecia utilizaron el método de los gemelos y descubrieron que los factores genéticos explican el 79% del riesgo de desarrollar este trastorno alimenticio.
«Este estudio sugiere que Arfid es altamente hereditario. El componente genético es más alto que el de otros trastornos alimentarios y está a la par con el de los trastornos neuropsiquiátricos como el autismo y el TDAH«, concluye Lisa Dinkler, una de las impulsoras del estudio, publicado en Jama Psychiatry.
El Arfid (Avoidant Restrictive Food Intake Disorder) es un trastorno selectivo de la alimentación, un comportamiento en el que las personas que lo padecen limitan la cantidad o el tipo de alimentos, llegando incluso a evadir por completo otros productos en su dieta; lo que en ocasiones provoca problemas de crecimiento o pérdida evidente de peso.
Estos picky eating o comedores selectivos sufren lo que anteriormente se ha denominado como ‘desorden de la alimentación en la infancia y niñez temprana’. Sin embargo, desde el Instituto Nacional de Salud Mental (NIH, por sus siglas en inglés), va más allá de ser quisquillosos con la comida, puesto que quienes lo sufren no consumen el suficiente nivel de calorías y, por tanto, no logran desarrollarse adecuadamente. Esas personas evitan ciertos alimentos por su sabor, su olor, su textura y puede ser debido a experiencias desagradables previas, como asfixia o envenenamiento.
Para conocer algo más acerca de este trastorno no solo hay que conocer la teoría, sino también poder saber cuáles son los síntomas más comunes que suelen aparecer en las personas que lo padecen, explican desde la Asociación Estima, la organización sin ánimo de lucro de El Salvador que vela por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA):
Además, otro de los datos destacados de este trastorno es que los adultos que lo padecen pueden decidir ellos mismos qué es lo que comen o lo que quieren comer, mientras que los niños únicamente tiene acceso a los alimentos que se les ofrecen porque no disponen de esta capacidad de decisión.
Asimismo, desde Estima señalan que los menores con Arfid suelen presentar problemas a la hora de ingerir determinados productos, especialmente las verduras, las proteínas y las frutas. Algunos incluso también tienen complicaciones con los lácteos; al contrario de lo que ocurre con los carbohidratos, los grupos de los que, desde luego, no huyen.
«A pesar de que algunos síntomas del Arfid pueden ser parecidos a los de la anorexia nerviosa, Arfid es diferente porque no involucra desconformidad con el propio cuerpo en cuanto a su forma y tamaño», puntualizan.
Según un artículo publicado en Health News, se estima que entre 1% y 5% de la población mundial sufre de Arfid y aunque sus efectos pueden variar en una u otra persona, si hay patrones comunes entre aquellos que padecen este trastorno es el de evitar o restringir la ingesta de alimentos.
Estos son algunos de los signos de alerta con los que poder detectar si una persona sufre de Arfid, el trastorno de alimentación selectiva:
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