La noche de este miércoles Antonia San Juan se convertía en una de las invitadas de Las tres puertas, el espacio que conduce María Casado en La 2. Una cita en la que también estuvieron presentes el artista Macaco y el exboxeador Jero García.
Los invitados se sinceraron con Casado respecto a algunos de los aspectos más personales de sus vidas. De hecho, Antonia San Juan se atrevía a realizar una confesión hasta ahora desconocida: que Verónica Forqué le ‘salvó’ la vida hace cerca de 40 años.
La actriz contó cómo se mudó a Madrid con tan solo 19 años para luchar por su sueño de dedicarse a la actuación, una decisión que su madre no solo aceptó de primeras, sino que la ayudó en todo lo que pudo para hacer posible su sueño.
Antonia San Juan cuanta cómo estuvo a punto de morir con 19 años
Una vez en Madrid y alejada de su familia, Antonia San Juan se puso enferma. «Yo tenía diecinueve años y con diecisiete o dieciocho me habían operado de apendicitis. Me dejaron una gasa dentro y esta se me coló en el intestino«, narraba.
Es en este punto cuando entra en escena Verónica Forqué, la cual jugó un papel fundamental en su vida. «Yo estoy viva gracias a Verónica Forqué«, confesaba. La actriz, fallecida en diciembre de 2021, vivía en el piso superior al suyo. «Entonces, siempre me decía: ‘Ay, anoche te oí vomitando, tal…’Me tuvieron una semana yendo y viniendo del hospital, pero no sabían qué me pasaba, porque había que tener mucha pericia para dar con es», explicaba.
Fue Forqué la que tomó partido en la situación y la llevó al hospital La Paz, donde la ingresaron en la UCI. «Mis padres vinieron a despedirse, estaba muy mal. Cogí una infección en todos los órganos y estuve en coma como 20 o 25 días«, continuaba la actriz, reconocida por su papel de Estela en La que se avecina.
De este modo, a la firme decisión de Forqué de llevarla al hospital le debe el hecho de seguir viva, pues de otra manera la cosa podría haber terminado mucho peor para Antonia San Juan.
En esos días que estuvo cerca de morir la actriz asegura que le vino el recuerdo de su abuela. «Recuerdo que estoy como en una montaña de nieve, mi abuela aparece y, supongo que por la sed que me estaba provocando la realidad, mi abuela me partía naranjas y yo las chupaba. Y estábamos en lo alto de una montaña, y entonces yo me giré y le dije: ‘Yo me quiero ir contigo’. Porque mi abuela era mi vida… Y me acuerdo que mi abuela me empujó y yo abrí los ojos«.
