Ana Obregón ya no está de luto. Se lo ha quitado porque ya ha cumplido las tres promesas que le hizo a su hijo Aless antes de morir.
Ana congregó a decenas de medios de comunicación en la presentación de su libro, en el hotel Westin Palace de Madrid,
El chico de las musarañas, es la novela que su hijo Aless Lequio comenzó a escribir y que ella prometió finalizar tras su fallecimiento.
Ana apareció con un vestido de colores. Atrás ha quedado el luto blanco que ha mantenido durante tres años y, por fin, la vimos sonreír.
La presentación del libro comenzó con un video en el que la propia presentadora narraba el primer capítulo de El chico de las musarañas: «Perdóname, pero estoy súper emocionada… Lo primero que quiero es daros las gracias. En 40 años no he visto tantas cámaras ni tanto medios y os lo agradezco de corazón. Quiero dar las gracias a Harper Collins por valorarme y creer en mí como escritora. Mi hijo decía ‘todo lo que haces en esta vida, con amor, tiene eco en la eternidad’… Y eso es lo único que he hecho desde que se fue: hacer con amor lo que a él le hubiese gustado y no pudo hacer», confesaba Ana tras la difusión de las imágenes.
Prosiguió la rueda de prensa hablando de los tres deseos que le hizo a su hijo Aless y que se comprometió a cumplir tras su muerte. Uno de ellos, la publicación de este libro: «En agosto de 2018, estábamos en Nueva Jersey, porque él se estaba sometiendo a un tratamiento de quimio muy agresivo y yo lo oía teclear por las noches… Un día le pregunté qué hacía y me dijo ‘estoy escribiendo un libro y quiero que, cuando lo finalice, se done todo a la investigación contra el cáncer, que es lo único que salva vidas».
Por eso, dos años después de morir Aless «me armé de valor -explica Ana Obregón-, llamé a un amigo suyo que me dio una contraseña y lo leí todo. Emocionada, porque vi el talento que tenía mi hijo para escribir. ¡Y qué mierda que el cáncer le arrebatara el sueño de ser escritor! Entonces hablé con Susana, ella habló con Harpers y empecé a enviar a Olga, la editora. He estado nueve meses encerrada escribiendo esta obra que está escrita por una madre, con el corazón mutilado. Está escrito con tinta roja de sangre».
Tras estas palabras emocionadas, Ana Obregón relató un episodio que vivió durante la primera reunión que mantuvo con la editorial que publica la novela: «En la primera reunión que tuvimos para formalizar el tema, yo no estaba convencida… No sabía si tenía fuerzas para hacerlo, porque tenía que revivir momentos profundamente dolorosos. Pero cuando llegamos a esa comida, comenzó a sonar mi móvil. Miro y la llamada era de Aless… Sí, de Aless. Dije ‘esto es una señal’. Hay gente que está ciega y dice ‘ver para creer’… Y mira. Esto me dio fuerzas y dije ‘tengo que hacerlo’. Esto es lo que quiere mi hijo…Yo sé que parece de locos… Si yo llego a contar esto aquí sola… No sé. Pero me han pasado muchas cosas. Muchas señales. Yo he leído todo lo que se puede leer para escribir este libro. ¿Vosotros sabéis que el ser humano es todo energía? Y la energía no se muere, se transforma… ¡Entonces las almas son eternas! Mi hijo también escribió ‘la vida es magia’ y lo del móvil es una señal que me llegó. Sé que hay gente que necesita ver para creer. Pero… ¿Tú crees en el amor? Sí. ¿Puedes tocarlo u olerlo? No. ¿Por eso deja de tener lógica el amor? No… Entonces, ¿por qué no puedes creer que somos almas eternas?, concluyó.
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