A la hora de comprar un ambientador para casa o el coche son muchas las opciones que podemos encontrar en el mercado desde arbolitos y cajas con gel, a velas, difusores eléctricos pasando por difusores que vaporizan o aceites esenciales. Pero muchas veces mantener un agradable olor en nuestra casa puede causarnos efectos como irritación de garganta, picor de ojos, lagrimeo o estornudos. Hoy hablamos sobre la seguridad de utilizar ambientadores.
Desde la OCU explican que «algunos ambientadores empeoran notablemente la calidad del aire hasta hacerlo similar, en cuanto a toxicidad y riesgos para la salud, con el ambiente de una sala de fumadores muy cargada».
Una de las recomendaciones de la Organización de Consumidores y Usuarios es verificar y validar los materiales con los que han sido elaborados los ambientadores, ya que algunos cuentan en su composición con componentes como el benceno, el formaldehído, una sustancia tóxica capaz de generar o incluso alérgenos que las personas pueden terminar respirando sin ser conscientes de ello.
Los productos perfumados están estrictamente regulados en la Unión Europea que detalla los compuestos que están prohibidos utilizar en los mismos, como elbutilfenil metillpropional o lilial, que se usaba para dar aroma a flores a suavizantes de la ropa y está prohibido desde 2019. Respecto a los posibles alérgenos, como el limonelo o el alfa-pineno «la regulación europea se enfoca en limitar las cantidades de determinados productos. Se han identificado 26 alérgenos, muchos de los cuales se utilizan en ambientadores», explican desde eldiario.com.
Desde la revista CuerpoMente explican a su vez que «benceno, formaldehído, ftalatos, almizcles y aceites sintéticos, toluenos, linalol, y otros compuestos orgánicos volátiles… son algunas de las sustancias que contienen. Su inhalación se asocia a muchas alteraciones y estas se agudizan en personas sensibles, bebés y embarazadas.»
Respecto al benzeno desde eldiario.com se refieren a una investigación realizada en 2016, por el profesor Alastair Lewis de la University of York en la que midió los componentes volátiles orgánicos en el interior de los hogares. Y explican que «encontró ciertos compuestos preocupantes, como el benceno, un cancerígeno conocido, pero que proviene de la contaminación atmosférica producida por el tráfico. También se encontraron niveles muy altos de limoneno y alfa-pineno, especialmente en las casas donde se usaban detergentes y velas perfumadas, pero estas sustancias, de nuevo, no son nocivas para la salud.»
Además, encontró niveles altos de formaldehído, que según Lewis procede de la reacción del limoneno con el ozono, que puede causar irritación de los ojos, la nariz, la garganta y la piel, así como síntomas respiratorios. La exposición prolongada se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
La OCU en su estudio también encontró sustancias nocivas en los ambientadores, sobre todo en aquellos que se basan en evaporar aceites esenciales o en la combustión de resinas como el incienso. «En todos estos casos hay un factor en común: la combustión. El calor transforma las sustancias, y en el caso de la materia orgánica, es el responsable de que se produzcan hidrocarburos aromáticos como el benceno, que son peligrosos», explican desde el mismo medio. El mismo efecto tienen los difusores eléctricos que calientan los perfumes, aumentan las concentraciones de formaldehído en presencia de ozono.
La recomendación que dan desde cuerpomente.com es además de ventilar y limpiar con productos naturales, usar ambientadores lo más naturales posible como velas sin parafina, aguas aromáticas o difusores de aceites esenciales y otros productos exentos de tóxicos.
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