Ya desde el hospital, más tranquila y con el cuerpo -si se puede decir- más relajado, quiso dar las gracias a todos por el cariño recibido: «Gracias a todas por vuestros mensajes con tanto amor y tanto cariño que os escribo y se me saltan las lágrimas porque este cariño me llega y me hace más fuerte».
Tener que pasar por estos duros momentos ha llevado a Marisa Jara a convertirse en una de las concursantes de Desnudas por la vida, el nuevo programa de Telecinco en el que se ha definido como «valiente y luchadora». En la nueva entrega de este miércoles, todas las participantes se han enfrentado a ‘la pasarela emocional’, un hecho que las acerca más a la actuación final donde tendrán que desnudarse algo físico y mental.
En esta pasarela emocional, la actriz y modelo ha dado un paso al frente y ha mostrado una de las partes de su cuerpo que más le acomplejan: «La barriga. Tengo mi cicatriz y muchas veces o se me ha rechazado en algunos trabajos o me han dicho: ‘Oye, te podrías poner un poco de láser para quitarte la cicatriz», decía con la voz entrecortada.
Tras encontrarse con esto en más de una ocasión, Jara se ha mostrado muy tajante: «Yo no me quiero quitar mi cicatriz», afirmaba. Y es que, detrás de esa marca que a muchos les puede espantar y crear rechazo a la hora de proponerle un trabajo, la modelo esconde una historia de superación que significa mucho para ella: «Esta cicatriz ha hecho que yo esté aquí».
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