«Viva la vida», ese es el lema que mejor define la noche del 29 de junio vivida en la última parada de la gira Sanz En Vivo. El WiZink Center se vestía de gala para recibir a Alejandro Sanz en la primera de las dos noches que tiene planeado subirse al escenario madrileño este verano.
Siendo este un momento muy delicado para el cantante aterrizó sobre las tablas del palacio de deportes de Madrid para demostrar que vale la pena vivir la vida. En una noche llena de emociones para miles de personas, Sanz se posó sobre lo más alto del escenario para cantarle a todas las almas allí presentes. El cantautor prometió un espectáculo digno de recordar y, sin lugar a dudas, cumplió con creces.
El estadio estaba repleto de seguidores ansiosos, muchos de los cuales llevaban horas esperando para asegurarse un buen lugar en el concierto. Las luces se atenuaron y una larga introducción musical llena de energía y emoción resonó en el recinto, generando una explosión de aplausos y gritos de la multitud. La banda y el coro se ganaron al público desde el primer minuto.
Alejandro Sanz apareció y No es lo mismo comenzó a retumbar por los altavoces, a la vez que un aplauso ensordecedor llegaba a cada rincón del WiZink Center. Entre canción y canción, el artista recorría el escenario de lado a lado entusiasmado por reencontrarse con su público madrileño. A la par que leía los carteles que sus fans tenían para él con mensajes llenos de amor, él les cantaba desde su más honesta sinceridad y les mandaba besos.
El madrileño puso las expectativas muy altas prometiendo una noche llena de emociones, y cumplió cada una de sus palabras. Haciendo un recorrido por toda su trayectoria musical, Sanz cantaba sus temas más famosos acompañado de un coro de miles de personas. Canciones como Mi Hembra, llenaban el recinto de luz, color y alegría.
La primera gran sorpresa de la noche se la llevó su hija, que, al cumplir años este mismo día, su padre tuvo el detalle de subirla al escenario para cumplir el deseo que ella pedía: que el público le cantase cumpleaños feliz. Una vez se cumplió, los acordes de Mi Persona Favorita comenzaron a sonar, creando una estampa familiar muy emotiva, pues Sanz cantó junto a su hija este tema tan entrañable.
Otra de las sorpresas prometidas llegaba cuando Alejandro Sanz comenzó a recitar una retahíla de palabras de admiración hacia la persona que se subiría al escenario a continuación. Por primera vez juntos en directo, Nathy Peluso y el madrileño interpretaron una versión muy especial de Quisiera Ser.
Entre todas estas interpretaciones del madrileño, la banda y el coro también tenían su propio protagonismo, pues fueron los encargados de animar al público en los interludios del espectáculo, consiguiendo mantener la emoción en cada momento de la noche.
Sabemos que Sanz está atravesando una época un tanto complicada, pero el artista mantiene la fuerza que le caracteriza. «Pa’ fuera lo malo» gritaba el cantante una y otra vez junto a su entregado público al cantar Cuando Nadie Me Ve. Todos unieron fuerzas haciendo gestos con los brazos deshaciéndose, al menos un poco, de esas cosas tan pesadas que a veces cargamos en nuestras mochilas.
Contigo fue uno de los temas más coreados por los asistentes. Esta canción sacó a relucir las emociones, pues la ilusión se veía en las miradas del público al cantar esta letra tan emotiva. Pese a haber emocionado a mucha gente, Sanz no tardó en volver a poner los ánimos por los cielos con una interpretación muy cálida de Looking for paradise. «Siempre buscamos el paraíso y no nos damos cuenta de que tan solo estamos a un paso de él», dijo el cantante al presentar este clásico.
Otros de los momentos cumbre de la velada llegó con el éxito de Corazón partío. En este momento, el madrileño quiso rendir un homenaje a niños y adolescentes de los barrios de las Tres Mil Viviendas y Estancia Barrera de Sevilla, quienes se subieron al escenario con todo el equipo para cantar y bailar un clásico de la música española.
Cuando Sanz pronunció unas palabras de despedida, haciendo creer que el espectáculo había llegado a su fin, se apagaron las luces y tardaron un rato en volver a encenderse. Tras ello, venía la última gran sorpresa de la noche. De repente, Dani Martín apareció para interpretar junto a su amigo una versión muy íntima y especial de Viviendo deprisa, en la que la admiración y el orgullo mutuo, podían verse desde lejos.
Ese último momento fue, precisamente, la última canción que Alejandro Sanz regaló a su público madrileño esta noche. Con un canto a la verdad, alegría desbordante y miles de papelitos de colores volando por los aires, el artista se despidió de su público en la primera de sus dos citas madrileñas de este verano.
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