Waldinger ha explicado que, en el camino para tener una vida feliz, es importante practicar lo que han bautizado como fitness social. Haciendo una analogía con la actividad física, el equipo de investigadores de Harward ha concluido que, de igual modo que cuidamos nuestro cuerpo, debemos cuidar nuestras relaciones.
Dedicarles tiempo, mantenerlas vivas y mimarlas es algo imprescindible. Y se trata de un acto generoso, pero también egoísta. Pues mantenernos unidos y crear vínculos de confianza nos ayudará a gestionar nuestras emociones negativas y a ver la luz a final del túnel.
Uno de los consejos de los psicólogos para lograr que las relaciones se mantengan sanas durante el tiempo es no darlas por hecho
Uno de los consejos de los psicólogos para lograr que las relaciones sociales se mantengan sanas durante el tiempo es no darlas por hecho. «A menudo damos por sentado las cosas que la gente hace bien. Por ejemplo, mi esposa ama cocinar y prepara la cena la mayoría de las noches. Y yo tengo que recordar que no debo dar eso por sentado», ha recalcado al medio británico el experto en psicología.
Waldinger recomienda ser agradecido con los demás y sobre todo, reconocerles el buen trabajo que hacen y lo que aportan a tu vida, ya que, aunque estemos acostumbrados a él, debemos ser conscientes de cómo empeoraría nuestra vida sin ello.
Pero esto no es todo. El investigador ha develado a la BBC un dato que, para muchos, puede resultar sorprendente. Y es que, cuanto más tiempo pasamos con una persona, más difícil nos resulta identificar cómo se siente o en qué está pensando, ya que, en muchas ocasiones, creemos conocerla tanto que sencillamente asumimos lo que esta piensa al respecto de un tema y zanjamos ahí la cuestión. No le preguntamos lo que siente y tal vez, no equivoquemos. Po eso, entre las claves para obtener la mayor felicidad posible mediante la buena vinculación con las personas de nuestro entorno, está también el hecho de mantener viva la curiosidad por el otro y por todo lo que hacemos en la vida.
Otra de las conclusiones a las que ha llegado el estudio de Harvard, tal y como ha explicado el propio Waldinger, es que pasar demasiadas horas en el trabajo y haberle dado demasiada importancia al qué dirán o pensarán otras personas de uno mismo —esto último, especialmente entre las mujeres— son dos de las grandes cosas de las que las personas se arrepienten cuando llegan a la década de los ochenta.
Con casi toda la vida ya recorrida, los participantes del proyecto de investigación concluyeron que podrían haber sido mucho más felices si hubiesen pasado más tiempo con su familia y menos trabajando o pensando en las opiniones de los demás.
«Para mí, una buena vida es tener actividades que tienen significado para mí y hacerlas con personas que me importan y a quienes yo les importo», sostiene Wagner a nivel personal siguiendo la misma línea que los resultados de su estudio, que pasa por dedicarle el tiempo suficiente a los seres queridos y a lo que a uno le hace feliz para conseguir una vida verdaderamente plena.
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