Y es que el concepto ‘mala persona’ es algo «subjetivo y ético que implica actuar de manera perjudicial, dañina o inmoral hacia los demás o la sociedad en general», explican desde el mismo medio. Consideramos malos a aquellos que intencionadamente causan sufrimiento o dolor a otras personas sin tener por ello ningún remordimiento.
Pero como adelantábamos al inicio, es una consideración que depende de los valores de cada persona, a lo que hay que sumar que las personas cometemos errores o actuamos de forma negativa, a veces de manera puntual. Y esto no quiere decir que ese acto concreto nos defina. Por eso es importante conocer las motivaciones de una persona para comportarse mal con otra, antes de etiquetarla como ‘mala’.
Sin embargo, sí que hay una serie de características que las malas personas suelen compartir. La primera de ellas es que son manipuladores sobre todo para «influir en otros para obtener apoyo y respaldo a sus acciones y mentiras». Pero este no es el único rasgo que las define. También suelen ser oportunistas, es decir, probablemente se te acerquen si necesitan algo de ti.
Suelen ser egoístas, además de celosos, esto es, suelen sentir mucha envidia cuando otro recibe más cariño o atención que ellos. Además de tener una actitud negativa y pesimista ante la vida que manifiestan mediante la desconfianza y el escepticismo constantes. Suelen genera malestar a su alrededor, por eso «si alguien te provoca sensaciones de incomodidad, inseguridad o desasosiego cada vez que estás cerca de ellos, es fundamental mantener una actitud crítica en tu evaluación», explican desde el mismo medio.
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