En su libro Psicología punk. Contra el pensamiento positivo y naif (Ed. Vergara), habla del síndrome Mr. Wonderful y defiende la idea de que la presión por ser feliz lleva a la tristeza. Aunque no niega que la vida es más interesante desde un prisma de superación personal, sin pensamientos rumiantes y creencias limitantes, pero defiende que obligar a ser positivo a alguien, «en lugar de ayudarle, lo hunde más en la miseria.»
Pero Amat no es el primero que habla de este tema. El diario El mundo habla de un estudio publicado en la revista Nature que «hablaba de la paradoja de que en los países más felices del mundo hay personas más infelices que en aquellos con menor índice de felicidad.»
Las sociedades más acomodadas, con las necesidades básicas cubiertas y en las que impera, se supone, la felicidad, es donde más florecen sentimientos como tristeza y frustración.
Amat habla de la obligación de ser positivo. «No digo que la gente no pueda ser positiva, ojo. Pongo el foco en la obligación» y explica que «España es líder en Europa en consumo de ansiolíticos y de psicofármacos. Como nos han vendido que la felicidad es posible y que, además, tienes derecho a ella, en caso de no conseguir ser feliz te genera una insatisfacción muy grande».
Además, el experto explica que hay un montón de gente que intenta ser feliz mediante técnicas absurdas y «como no logran la felicidad, el resultado es que cada vez sufren más, se meten en un bucle donde van a peor».
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