Un trabajo que la cordobesa empezó a pensar hace un par de años, en un momento en el que estaba en baja forma física y psicológica. Sufría de fuertes dolores de cabeza y emocionalmente no estaba bien, todo esto le llevó a hacerse un exhaustivo reconocimiento médico del que salió con claro diagnóstico: coeficiente intelectual superdotado, trastorno bipolar, migraña hemipléjica crónica y persona PAS (altamente sensible).
Ha sido una época muy dura para Vega que además ha pasado el covid que ha hecho que pierda mucho peso y pierda pelo. Algo que ella misma explicaba: “Siempre he pesado poco, 52-54 kilos, pero me puse en 47 después de la COVID-19. Comía, pero no engordaba. Sigo sin ganarlo y no sé muy bien por qué».
En ese momento tan duro ella comenzó a componer Un mirlo blanco. A la vez que lo componía hacía su propio trabajo personal, ya que acudía a terapia y se tenía que medicar para conseguir la estabilidad de la que goza actualmente. En uno de los temas, Bipolar, habla precisamente del trastorno que padece para darle visibilidad.
En una entrevista con El País explicaba: “Con banda me siento arropada, pero cuando voy sola veo que el avión empieza a bajar y que se va a romper contra el suelo. Tuve que terminar ‘Mirlo Blanco’ de espaldas porque me vine abajo. Se me atragantó. Tuve que terminarla de espaldas al público porque no podía. Este disco me va a poner a prueba en cada concierto y no puedo decir que lo tenga controlado hoy en día”.
Además hablaba de la necesidad de visibilizar los problemas de salud mental, “Cuesta alzar la voz, más cuando lo sufres, pero creo que hay que hacerlo, que hay que concienciar de lo necesario que es entender que hay un problema de salud mental….Los que no nos lo podemos pagar somos la gran mayoría, y eso debería de ser una prioridad», publicaba en su Instagram.
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