En España, beber cerveza es una de las costumbres más practicadas. De hecho, cada año se consumen alrededor de 50 litros por habitante, lo cual confirma que su consumo está más que extendido por el territorio.
No hay que pasar por alto que es una consumición alcohólica, lo que implica una toxicidad en nuestro organismo. A pesar de ello, su consumo responsable y moderado puede no suponer graves daños, acompañándolo de una dieta equilibrada y si se realiza deporte de forma habitual.
Sin embargo, la cerveza cuenta con distintos usos que gran parte de la población desconoce y que son muy interesantes.
Usos de la cerveza más allá de la bebida
Disfrutar del sabor de la cerveza es lo más apetecible, pero existen otros aspectos en los que esta bebida es muy útil.
Supone un gran aliado para aquellas personas que quieren brillo en el pelo. Gracias a sus propiedades, se aplica directamente al cabello una vez se haya perdido el gas y el frío. Tras dejar actuar unos diez minutos la cerveza dota al pelo de un brillo sorprendente, digno de productos de belleza.
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Además, también es un potente producto para combatir las plagas. Por su aroma, atrae muchos animales que pueden generar grandes daños a las cosechas al utilizar un recipiente para evitar que acaben en las plantas.
La cerveza se puede usar también como abrillantador de recipientes de metal. Este brebaje cuenta con la poca acidez suficiente como para ser perfecta para abrillantar este material, como también el oro y la plata.
Lo que muchos no se llegarían a imaginar es que esta bebida es muy funcional para limpiar. Con un trapo de microfibra y la cerveza templada tanto los muebles como el suelo ganarán brillo. De esta manera, los productos parecerán menos antiguos.
Poner la cerveza en un recipiente y sumergir los pies puede dar una sensación de alivio. Actúa como un potente relajador muscular, aunque sientas que estas desperdiciando la bebida.
También genera beneficios en las plantas. Sirve para devolver el verde de las hojas o del césped del jardín. Sin embargo, se debería aplicar de una manera moderada para regarlas, y así no dañarlas.
