Lo normal es que durante el verano tratemos de proteger nuestra piel y cabello de las agresiones del sol, algo que tenemos suficientemente claro que tenemos que hacer y de lo que seguro no nos olvidamos. Sin embargo, hay una parte de nuestra anatomía que es la gran olvidada en este sentido. Nos referimos a las uñas.
Y es que en verano solemos pasar bastante tiempo en el agua, la mayor parte de ella clorada, algo que afecta y bastante no solo a nuestra manicura sino también a la salud de nuestras uñas. Estas, al igual que la piel y el pelo, absorben agua, lo que acaba debilitándolas.
Y si ese agua contiene cloro y otros compuestos químicos, mucho más aún. Y es que tal y como explica a Vanitatis la doctora Marta García-Legaz, dermatóloga del Instituto Médico Ricart: «Estos compuestos pueden afectar a las uñas y, sobre todo, a la lámina ungueal, que al ser porosa absorbe más agua, debilitando la uña y facilitando su fragilidad. La humedad, además, favorece el desarrollo de infecciones fúngicas o bacterianas, por lo que un buen secado posterior es fundamental».
En este sentido las uñas son como esponjas. Cuando las introducimos en un líquido las placas de las que se componen, que son muy porosas, se expanden y contraen, y como consecuencia se descaman y se rompen.
Según explica el dermatólogo José María Ricart, las manchas blancas en las uñas son un signo de que nuestras uñas están frágiles y dañadas por el agua y añade que no debemos preocuparnos en exceso a no ser que tengan un color verdoso, que podría indicar una infección por la bacteria Pseudomona, a la que le gusta la humedad, o un color amarillento, causado por hongos.
La buena noticia es que hay pequeños gestos que pueden ayudarnos a proteger nuestras uñas de los efectos del cloro: aplícate una capa base, lleves o no manicura o pedicura, antes del color. Esta protege y trata y mucho mejor si contiene aloe, glicerina o cera de abejas. Para finalizar tu manicura o pedicura añade top coat y renuévalo cada dos días. Endurecerás y fortalecerás tus uñas y, además, evitarás que el agua penetre.
El cloro deshidrata mucho, así que cuando salgas de la piscina hidrata tus uñas con una buena crema hidratante con ceramidas o metiendo las manos diez minutos en aceite de oliva o de ricino, que además las fortalecerán.
MÁS SOBRE:
© Sociedad Española de Radio Difusión, S.L.U.
© Sociedad Española de Radiodifusión realiza una reserva expresa de las reproducciones y usos de las obras y otras prestaciones accesibles desde este sitio web a medios de lectura mecánica u otros medios que resulten adecuados a tal fin de conformidad con el artículo 67.3 del Real Decreto-ley 24/2021, de 2 de noviembre.