Cada vez oímos hablar más de los nuevos tipos de relaciones no monógamas: relaciones abiertas, swingers, poliamorosos, etc. – pero ¿sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de cada una de ellas? Más de la mitad de españoles y españolas no. Lo asociamos con ser infieles.
Esta es una de las conclusiones del estudio paneuropeo “Infidelidad y evolución de las relaciones no monógamas en España y Europa”, realizado por la consultora Yougov para Gleeden – la plataforma de encuentros extraconyugales líder en Europa, pensada por y para mujeres – con la finalidad de descubrir hacia dónde van las relaciones sentimentales de los españoles y comparar nuestra situación con las del Reino Unido, Alemania, Bélgica, Italia y Francia.
En este sentido, casi el 60% de la sociedad española no tiene claro los tipos más básicos de relaciones no monógamas que existen: las más conocidas en toda Europa son las relaciones swinger: un 43% de español@s sabría definir una relación de este tipo, aunque es el porcentaje menor en Europa. Por otro lado, un 39% de español@s sabría definir una relación poliamorosa, por delante de británicos, alemanes, franceses y belgas; y un 34% podría definir una relación abierta, por delante de Francia y Alemania. La sexóloga Mariona Gabarra, asesora de Gleeden, afirma que “teniendo en cuenta la falta de educación sexual en España frente al resto de Europa, estas cifras pueden considerarse alentadoras… podemos afirmar que estamos avanzando en estos aspectos”.
Los motivos que existen para probar este tipo de relaciones están más relacionados con probar nuevas experiencias que con evitar la ruptura de la pareja. Si bien es cierto que el 88% de la sociedad española no ha probado ninguna relación no monógama. En cualquier caso, los españoles ven mejor un tipo de relación no monógama que una infidelidad, aunque siguen practicando más la infidelidad que las relaciones no monógamas.
¿Sabías que…
No hay una causa exacta que explique la infidelidad entre las personas. Sin embargo, se han encontrado evidencias de la implicación de la testosterona elevada como factor condicionante. Un estudio de la Universidad de Michigan concluye que cuanto más altos eran los niveles de esta hormona en los sujetos investigados, mayor era el deseo de buscar otros compañeros sexuales.
España es el segundo país europeo (de los participantes en el estudio) donde las personas están más satisfechos con su vida sentimental y sexual, por detrás del Reino Unido. A pesar de ello, sólo un 25% de españoles y españolas afirma estar realmente satisfecho con su vida sexual. El resto de españoles y españolas afirma estar simplemente conforme con ella (un 40%) o estar infeliz con su vida sexual (un 35%). Se puede concluir que “en general, el sexo no es para las parejas españolas uno de los aspectos más importantes en la relación de pareja”, afirma la sexóloga Gabarra.
Lo que sí que es común a todos los países y géneros es que las personas suelen están más satisfechas con su vida sentimental que con su vida sexual.
Los datos reales afirman que un 42% de los hombres españoles y un 31% de las mujeres españolas han sido infieles alguna vez, lo que representa la cifra más baja de los países europeos participantes en el estudio. Destaca en todos los países que la infidelidad femenina aumenta, frente a la masculina, que disminuye.
El estudio nos muestra que 6 de cada 10 personas españolas que ha sido infiel no se arrepiente. De esta manera, el 17% de hombres españoles y el 10% de las mujeres serían infieles si supieran que no les pillarían. Además, un 24% de ellos y ellas se lo podrían llegar a plantear, de manera que tenemos a un 37% de la sociedad española que sería infiel o se lo podría plantear. En cualquier caso, es la cifra más baja de Europa: los europeos más predispuestos a la infidelidad son los franceses y los belgas.
Estas cifras varían con la edad: la franja entre los 25 y 34 años tiene un porcentaje muy alto de personas que consideran que se puede ser fiel toda la vida. “Son edades en las que las parejas desarrollan sus planes de futuro y están en el momento de más realización y motivación”, afirma Mariona Gabarra. Sin embargo, la franja de edad entre los 45 y los 54 años es la que más se plantearía una infidelidad “ya que, en esa etapa, por norma general, la pareja ha caído en la rutina”, afirma Gabarra. “No sabemos cuidar las relaciones y mantenerlas activas porque nadie nos ha enseñado”, concluye la sexóloga, asesora de Gleeden.
No todo el mundo entiende la infidelidad de la misma manera. Mantener relaciones sexuales regulares o sexo oral con alguien que no sea la pareja actual, junto con tener una aventura de una noche, son las acciones que más personas consideran ser infieles. Fantasear en tener relaciones sexuales con alguien que no es la pareja actual, o pensar en alguien famoso mientras se tiene relaciones sexuales con la pareja o un@ se masturba, es lo que menos se considera infidelidad.
Esto varía en función de la edad. En palabras de Gabarra: “entre los jóvenes está a la orden del día las relaciones sexuales esporádicas, sin compromiso, pero esto, unido a una casi nula educación sexual, tiene como resultado que no están disfrutando de esos encuentros”. La sexóloga concluye que es “por este motivo que cada vez más utilizan el mundo digital para mantener relaciones donde no tienen que desplazarse, gestionar situaciones, ni realizar un gran esfuerzo. Quizás esto nos haga entender por qué la franja de edad de los encuestados más jóvenes es la que ve el envío de mensajes sexuales como una infidelidad, ya que es parte de su manera de tener sexo”.
*Estudio paneuropeo “Infidelidad y evolución de las relaciones no monógamas en España y Europa”, realizado por la consultora Yougov para Gleeden, con una muestra de 6.042 personas europeas, de las cuales unas 1.000 eran españolas, durante los meses de abril y mayo de 2022.
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