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El truco del buffet libre en los hoteles para no perder dinero

Los primeros días todos abusamos de comer y beber, a partir del tercer día todo se modera

Ana Más
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Luxury Buffet
El programa de la Cadena Ser Código de Barras ha realizado una encuesta entre sus oyentes con respecto a las conductas más frecuentes en el buffet libre de los hoteles.

Algunas de las respuestas han sido estas: «Primero observo si hay cocineros in situ que te pueden preparar algo al momento»,  «Para mí es un lujo que te corten la fruta… Pero suelo detectar ansiedad en el resto de la gente y eso no me gusta» , además de personas que reconocen  desayunar más de lo normal y elegir además  productos que no toma habitualmente.

Pero, ¿realmente somos libres en un buffet libre?. En declaraciones a la Ser, Alexia de la Morena, doctora en Neurociencias Aplicadas y Comportamiento Predictivo, cree que no: «La paradoja de la elección es un efecto psicológico que nos dice que elegimos entre las opciones existentes. Igual encontramos algo que no nos convence al 100%, pero es lo que hay».

El truco del buffet libre en los hoteles para no perder dinero, más opiniones expertas

Buffet_Getty

Para Pere Navalles, director del Máster de Neuromarketing de la UAB, un buffet libre es «una llamada a nuestro cerebro más primigenio, el cerebro límbico, que sabe que la alimentación es una de nuestras principales necesidades». Por suerte, explica «el córtex frontal nos hace tomar decisiones racionales y sabe que de grandes cenas las sepulturas están llenas».

Respecto al concepto «todo incluido», el director corporativo de los bares en la cadena hotelera AM Resorts, Rubén Ubric, explica que este modelo de alojamiento fue creado en los años 90 por las cadenas hoteleras españolas que operaban en el Caribe.

Un todo incluido que en muchos casos es «de lujo». Pero, ¿cómo gana el establecimiento si consuma lo que consuma no sube el precio que paga el cliente?  Ubric explica que, «No se consume tanto como uno puede creer. Influye mucho el cliente, pero es imposible que durante una semana estés poniéndote hasta las cejas de todo. En los primeros días todos abusamos de la comida y la bebida, pero a partir del tercer día todo se modera. Cambiamos el whisky por el agua con gas… y nosotros calculamos la media».

Un modelo que este experto considera, por otra parte ideal, para familias con niños, que normalmente necesitan adaptarse a un presupuesto. Un cliente mucho más rentable para el hotel ya que normalmente pasa más tiempo en él. No ocurre lo mismo con los jóvenes, «El cliente veinteañero suele ser más propenso a salir del establecimiento para explorar los alrededores y eso implica que va a gastar fuera… y lo que gasta fuera no lo consume dentro».

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