La «teoría de la bayeta» lo mejor para hidratar tu piel

Es importante que la dermis esté un poco húmeda al aplicarnos la crema

Ana Más

Aunque hablemos de bayetas no te confundas, lo que te vamos a contar no tiene nada que ver con la limpieza, al menos la de la casa. Y es que hoy te acercamos un truco de belleza para sacarle el máximo partido a tus rutinas de belleza, los expertos lo han llamado «la teoría de la bayeta» y dan fe de su eficacia. Te lo contamos.

Nos hemos hartado de repetir que una buena rutina de belleza comienza por una limpieza diaria y eficaz, pero en ocasiones esto puede jugar en nuestra contra sobre todo a la hora de que el resto de productos de belleza que utilizamos hagan su efecto.

En declaraciones a la revista Hola, Elisabeth San Gregorio, directora técnica de la firma Medik8 explica, «los limpiadores tienden a resecar la piel del rostro, una humedad que es necesaria para que los sueros y las cremas penetren mejor, sobre todo aquellos de base acuosa, ya sean de principios como la vitamina C o el ácido hialurónico». Para que esto no ocurra el truco es tratar al cutis como si fuera una bayeta, te contamos cómo.

La teoría de la bayeta, tónico entre limpieza y cuidado

Para recoger algo con una bayeta, primero debemos humedecerla y lo mismo ocurre con nuestra piel, si está muy seca no está tan receptiva a los productos que nos aplicamos después, algo que podemos solucionar incluyendo un tónico en nuestra rutina de belleza.

El tónico debe ser el eslabón entre limpieza e hidratación, tal y cómo explican desde el blog de la marca de cosmética natural almasecret.com, entre los beneficios de usarlo están que «mejora la textura, aumenta la irrigación sanguínea provocando la revitalización de los tejidos, aporta luminosidad y refresca nuestro rostro» y añaden que «no solo cierra poros y acaba de eliminar cualquier resto de suciedad o impureza que no hayas eliminado en la fase de limpieza, sino que prepara la piel para que esté en condiciones perfectas para que apliques tu tratamiento hidratante.»

Un gesto con el que equilibraremos la piel tras la limpieza pero además le aportaremos esa humedad que favorecerá la penetración de los productos que nos apliquemos después.

 

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