A veces, en relaciones muy largas se pasa por baches que propician que surjan ciertos deslices que pueden quedarse en eso, en una infidelidad puntual o en algo prolongado que se mantiene en el tiempo convirtiéndose en una aventura.
Las infidelidades muchas veces llevan a la ruptura de la pareja pero si las dos partes quieren continuar juntos y luchan por hacerlo, no tiene por qué significar el fin. El problema es cómo afrontar, gestionar y llevar esa infidelidad.
Esther Perel es psicoterapeuta experta en relaciones y en un artículo de La Vanguardia sobre infidelidades expresó estas declaraciones: “El adulterio ha existido desde que se inventó el matrimonio, así como el tabú en su contra”
Según Perel “la monogamia antes solía ser una persona de por vida, ahora es una persona cada vez, es decir, somos monógamos en todas las relaciones que tenemos”.
Lo importante es cómo afrontar el engaño.
Tal y como explica Francisca Molero, directora del Instituto Iberoamericano de Sexología y codirectora del Institut de Sexología de Barcelona, “depende mucho de los factores, ya que no es lo mismo algo puntual que una cosa mantenida durante tiempo. El tipo de infidelidad es determinante de cara al perdón y que la pareja desee continuar con su proyecto”.
Es muy importante no anclarse en el pasado y no mortificarnos con cosas que no podemos controlar. Si decidimos continuar con nuestra pareja para poder confiar en ella, debemos separar lo que ya ha sucedido de lo que pueda suceder.
Debemos saber que la confianza no se gana de un día para otro sino que se va tejiendo poco a poco si se trabaja en ello.
Es una de las claves para superar una infidelidad, que quién la haya cometido reconozca su error y el daño que ha causado, si no lo hace el otro se va a sentir mucho más inseguro.
Aunque Molero añade que un sentimiento de culpa excesivo podría ser contraproducente para la relación y puede ser un obstáculo para que la relación vuelva a la normalidad.
Para la parte de la pareja que ha sido engañada es muy importante “el sentido de la autoestima, rodearse de amor, amigos y actividades que devuelvan la alegría, el sentido y la identidad”, explica Perel.
Además uno de los mayores obstáculos para volver a confiar en nuestra pareja es el control por saber qué hace o con quién habla constantemente.
Molero asegura que “al principio el engañado puede desconfiar de entrada y va a tender a ‘fiscalizar’ todos los comportamientos de la otra persona. Pero, el que ha sido infiel debe tener paciencia, además de intentar entre ambos poner de su parte para comenzar de nuevo”.
Debemos evitar indagar en cuestiones del tipo: ¿Es mejor que yo en la cama?, ¿cuántas veces os visteis? Preguntas que solo causan daño.
Es normal que surjan reproches continuos pero hemos de trabajar para que estos sean los menos posibles.
Quizás lo más difícil es ver el lado positivo de una infidelidad pero sin embargo muchas veces puede significar renovación o el tópico de “no darse cuenta de lo que uno tiene hasta que está a punto de perderlo”.
La experta en relaciones explica que “Algunas parejas tras la aventura y gracias a este caos que puede dar lugar a un nuevo orden, tienen conversaciones profundas con honestidad y apertura como nunca habían tenido en décadas. Parejas sexualmente indiferentes de repente sienten una lujuria tan voraz que no saben de dónde viene. El miedo a la perdida reaviva el deseo”.
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